Lejos del romanticismo bonachón de Truffaut, y aún más lejos de las idioteces marxistas-maoístas del Godard, don Claude fue un más que hábil artesano que exploraba la oscuridad del ser humano, como sus maestros Lang y Hitchcock. Pero, a diferencia del británico, con sus tramas tan enredadas, a Chabrol no le interesa saber quién es el culpable del crimen (eso lo sabe uno al comienzo) sino las relaciones sociales y psicológicas entre los personajes, cómo se comportan en una situación límite como esta. Así como Chabrol tenía mucho talento en captar la atención del público desde el primer segundo, pues...sus cintas también poseen algunos defectos como abusar de las casualidades, y quizá darle un tono muy literario a sus films. De todos modos, debo hacer hincapié en que ME DA GUSTO ver las cintas de este director, a diferencia de lo que experimento cuando veo los films del Godard, Resnais ("René"), Rivette, y cosas como esas. Cosas para entendidos en el adormecimiento. Snobs.
Lo más interesante del film (ya que la trama es más o menos predecible), creo, es la relación que se forja entre Charles y Philippe, el hijo del patán asesino (Paul). "Me gustaría que tu fueses mi padre", le dice Philippe a Charles, y el afecto es mutuo. Y es muy probable que Charles vea en Philippe al hijo que ha perdido. Además tienen en común el odio que sienten por Paul, personaje despreciable, aunque, valgan verdades, casi me meo de la risa con la escena de la comida, cuando Paul comienza a recitar un poema de su esposa. Humor negro chabroliano del bueno.
(Sigue en la "zona spoiler").