Esta comedia de los hermanos Farelly hace hoy 20 años que se estrenó, sí sí haced las cuentas, aunque parezca mentira hace hoy dos décadas que Harry y Lloyd entraron en nuestras vidas con esta tierna y divertida historia sobre las idas y venidas de dos personas con una peculiar percepción de la vida, no muy avispada.

Jeff Daniels y Jim Carrey interpretan a los protagonistas de esta historia que a nadie deja indiferente. Especialmente con el paso del tiempo su frescura y simpatía han cautivado a gran parte del público, que teniendo presente que no se trata de ningún “El Padrino”, saben disfrutar de esta historia con la que pasar una buena sesión de risas y viaje en el tiempo. No sé si os ha pasado, pero después de volver a verla para compartirla con vosotros he tenido una extraña sensación de melancolía. Pero también tiene sus detractores, que no le encuentran la gracia ni a la película ni al reparto, especialmente a Carrey; como se suele decir, el libro de los gustos está en blanco.

Este título nos presenta la historia de Lloyd, un inadaptado a la vida laboral que acaba de conductor de limusinas, y Harry, un buen encargado del aseo de perros con poco sentido común. La vida de ambos se desarrolla con normalidad (su propia normalidad) hasta que un buen día Lloyd recibe a una clienta muy especial en la limusina, Mary. Tal es la conexión que siente éste con la joven, que al dejarla en el aeropuerto, después de dejarse olvidado su maletín, siente que el destino le llama a seguirla para devolverle el maletín y pasar el resto de su vida con ella. Los caminos del amor son tortuosos, amigos y amigas.

Este encuentro cambiara la vida de ambos, el maletín que tan amablemente había recogido nuestro protagonista para devolvérselo a su dueña, les traerá más de un dolor de cabeza, metiéndoles en medio de una situación escabrosa rodeada de gente peligrosa. La solución que encuentran es buscar a la dueña del maletín y solventar el problema, Harry, que no es conocido por sus luces, se dejará convencer con rapidez y embarcarán así en una aventura que les pondrá multitud de divertidísimas pruebas por el camino. Todo esto va acompañado de una profundización en la relación de los dos protagonistas, que acabará por enseñarnos también un lado muy tierno, dando lugar a un clásico de la comedia de los 90, que terminará de encumbrar a Carrey como rey de la comedia.

Para explotar la marca “Dos tontos muy tontos”, en 2003, sus creadores comenzaron a producir una precuela “Dos tontos muy tontos: Cuando Harry encontró a Lloyd”, dirigida por Troy Miller y protagonizada por D. Richardson y E. Christian Olsen. En esta ocasión, sus peculiares aventuras se desarrollan en el instituto contándonos un poco más sobre la difícil adolescencia de nuestros personajes.

No cabe decir que no fue una gran película, y si merece mención alguna es por formar, en algún sentido, parte de la familia de “Dos tontos muy tontos”. Esta familia ha crecido, formando una especie de saga con el reciente estreno de “Dos tontos todavía más tontos” (2014), película con la que buscan resucitar la marca y que se inserta en esta actual oleada de remakes y secuelas que estamos sufriendo, ¡qué rápido se les agotan las ideas taquilleras a Hollywood!

La película, dirigida por los Farelly y protagonizada por Carrey y Daniels, sitúa a Lloyd y a Harry 20 años en el futuro (por lo menos la excusa para hacer la secuela hace un bonito homenaje al cumpleaños de la original), mostrándonos cómo ninguno ha madurado todavía, pero con la diferencia de que las “aventuras” a las que se enfrentan ahora nacen de la cotidianidad de un adulto con sus responsabilidades y obligaciones.

Cinemásticas, haz hueco en tu calendario.

https://cinemasticas.wordpress.com/2014/12/06/dos-tontos-muy-tontos-1994/