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Voto de antonio lopez herraiz:
10
Fantástico. Comedia Un matrimonio de fantasmas (Geena Davis y Alec Baldwin) contrata los servicios de Bitelchus (Michael Keaton), un especialista en asustar mortales, para que ahuyente a los nuevos propietarios de su querida casa Victoriana. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en que, antes de quedar enterrado por la dependencia hacia su propia mitomanía, Tim Burton aún era un adulto adolescente predestinado a ejercer, en el organigrama de Hollywood, como el chaval repelente de la clase, proclive a la práctica de un patrón de comedia con tintes góticos y divertidamente macabra después de que, tras sus primeros pasos dentro de los cortometrajes animados y varios mediometrajes de carne y hueso, condensase en un segundo largo de imagen real todos los logros de sus primeros trabajos, la misma estética siniestra y fantasmagórica que habría de transformar en su hoja de ruta, extrapolando su marca en el humor gráfico al género fantástico. Y así nació Beetlejuice, aquí en España rebautizado popularmente como 'Bitelchús'.
'Beetlejuice' es el cimiento creativo sobre el que el universo Burton empieza a construirse en la pantalla grande -tras la cachonda 'Pee Wee's Big Adventure', rodada para el lucimiento del personaje creado por Paul Reubens-; y continúa siendo una prueba inefable a la hora de argumentar por qué son compatibles en un mismo relato el culto a la mortandad de Poe, el horror retorcido de H. P. Lovecraft y el surrealismo aportado por secundarios que pareciesen incubados con una semilla de germen Felliniano -el clan de los Getz, sus amigos y muy especialmente Otho, interpretado por el desaparecido Glenn Shadix-.
El mundo de los muertos en el que se aventura el difunto matrimonio Mateland -formado por Alec Baldwin y Geena Davis- tras la muerte accidental que les convierte en fantasmas dentro de su propia casa, es una amalgama fascinante y variopinta de guiños a la pintura irreal de Salvador Dalí recreada mediante un inframundo arenoso habitado por gigantescas serpientes de arena y un surrealista diseño de producción que ilustra el más allá como unas oficinas burocráticas de funcionarios difuntos que deambulan entre formas cubistas y amorfas inspiradas por el expresionismo de los decorados pintados a mano por Hermann Warm, Walter Röhrig y Walter Reimann para El Gabinete del Dr Caligari (Robert Wiene, 1920).
Que 'Beettlejuice' sigue siendo uno de los trabajos más personales y genuinos del director de 'Eduardo Manostijeras' y 'Ed Wood' se debe parcialmente a una inmejorable dirección de actores en estado de gracia: un portentoso Michael Keaton convenientemente pasado de rosca, una tenebrosamente adorable Winona Ryder y la irresistible arpía snob a la que personifica una Catherine O'Hara tan perfecta que no sabes si amarla u odiarla. De hecho son las propias Ryder y O'Hara quienes graban individualmente a fuego dos de los momentos musicales más icónicos e inolvidables del fantasterror dejándose poseer por el feeling tropical de Harry Belafonte.
'Beetlejuice' (1988, Tim Burton) es la piedra angular de casi todo el ideario aplicado posteriormente por Burton en su forma más genuina y pura, partiendo de otra de sus ineludibles señas de identidad, la del inevitable score de Danny Elfman haciendo acto de presencia desde los apabullantes créditos iniciales que recorren a vista de pájaro la maqueta donde más adelante descubriremos que se esconde la tumba del pervertido fantasma bioexorcista al que borda Keaton.
Solamente me hace falta oir los primeros acordes para que me invada el impulso de repetir su nombre 3 veces.
antonio lopez herraiz
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