Se dice que las segundas partes no suelen ser buenas. Pero no creo que esa regla deba aplicársele a la secuela de una película (infra)valorada por los usuarios de Imdb y Filmaffinity con un 3'3 y un 2'8. Al fin y al cabo, ¿cuántos cazavampiros en los clásicos de Universal y Hammer pueden presumir de haber fulminado a Drácula con una frase como: ¡ahora ya no te ríes tanto! ¿eh hijop***?.
Sáenz de Heredia aborda su 2° homenaje particular a 'Abbott y Costello contra los fantasmas' (1948, Charles Barton), reutilizando la fórmula 'aristócrata de medio pelo con mayordomo' -ya empleada con Josema Yuste y Millán Salcedo en 'Aquí huele a muerto... pues yo no he sido' (1989)- en una jugada similar con Chiquito de la Calzada y Bigote Arrocet, que, tras poco más de un año después de haber rodado 'Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera', se complementan y funden en su tontería vodevilesca como si llevaran media vida trabajando juntos.
El guión de Andres y Álvaro Sáenz de Heredia procura, en la medida de lo posible, relegar puntualmente la dependencia exclusiva de los gags a los torpédicos vocablos del humorista malagueño.
Hay más dinero, o lo parece. O tal vez 'Brácula: Condemor 2' (1997, Álvaro Sáenz de Heredia) también se beneficie de la labor en producción desempeñada por uno de los más reputados propulsores del cine fantástico y de terror en España, Juan Piquer Simón -y no, no me he drogado ni he bebido antes de escribir lo que acabo de escribir-. Otra cosa es que, a título individual, yo carezca de la más mínima noción acerca de qué implicó para el realizador valenciano ser 'coordinador artístico' en una película de Álvaro Sáenz de Heredia.
Nadiuska, icono erótico de los 70 y 80, es rescatada de su inactividad profesional en un papel de vampira. Y a la vez que se daba carpetazo a la trayectoria de una sex symbol, empezó la de otra -bastante efímera, por desgracia-: la escultural e imponente Carla Hidalgo.