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Voto de Julián:
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Acción. Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico
Un hombre forzado a llevar un gran poder. Una mujer duda de la felicidad. Takeshi Hongo, un cíborg hecho por SHOCKER, y Ruriko Midorikawa, una rebelde de la organización, escapan mientras luchan contra asesinos. ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el mal? ¿Se acabará esta violencia? A pesar de su poder, Hongo intenta seguir siendo humano. Ruriko recupera su corazón y su libertad. ¿Qué caminos elegirán? Reboot de la serie "Kamen Rider" para celebrar su 50º aniversario. [+]
27 de julio de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine nipón demuestra estar en plena forma en los últimos años, con títulos como It's a Summer Film! (2020), The Wandering Moon (2022) o la que nos ocupa, la última producción en imagen real del versátil animador Hideaki Anno, quien firma su quinto proyecto alejado de la animación. Tras ver su Shin Kamen Rider, solo puedo decir que espero que este señor dedique más tiempo a trabajar con cámaras, porque lo vale.
Lo primero que debo decir es que esta película supone mi introducción al peculiar universo de este personaje creado por Shotaro Ishinomori, por lo que mi criterio no se ve influido por fuentes ajenas al propio resultado que presenta Hideaki. Y hay que aplaudirle al cineasta que haya sido capaz de sintetizar tantos personajes, conceptos y frikadas en un guión sólido y coherente que no resulta complicado de seguir ni tampoco se alarga innecesariamente.
Otro aspecto positivo es su tratamiento visual. Tras su trabajo en la película Love and Pop (1998), Hideaki Anno vuelve a hacer gala de su virtuosismo tras la cámara, utilizando planos y encuadres aberrantes, así como movimientos de cámara salvajes y atrevidos. Todo este dinamismo consigue que la película luzca como un anime llevado a la imagen real, pues su narrativa se acerca más a la del anime que a la de un live-action convencional, lo cual ayuda a definir su propia identidad. Tampoco se quedan atrás sus resultones efectos especiales, por momentos bastante dignos y llamativos para el estándar nipón. Y qué decir de la fotografía, con esa vibrante utilización de la paleta de colores.
En el apartado actoral, por desgracia, solo puedo destacar a Minami Hamabe, cuya elegancia, porte y magnetismo brillan aquí, en contraposición con el protagonista Sôsuke Ikematsu, bastante soso y olvidable en su papel. Con todo, siempre es un placer ver como secundario de lujo al realizador Shinya Tsukamoto.
El acabado visual y el vestuario de la gala de personajes que desfilan por la película pueden recordar en gran medida a un episodio bien producido de los Power Rangers. No obstante, también traen reminiscencias ocasionales a obras futuristas de culto como Akira o Blade Runner, lo cual es siempre de agradecer.
Lo primero que debo decir es que esta película supone mi introducción al peculiar universo de este personaje creado por Shotaro Ishinomori, por lo que mi criterio no se ve influido por fuentes ajenas al propio resultado que presenta Hideaki. Y hay que aplaudirle al cineasta que haya sido capaz de sintetizar tantos personajes, conceptos y frikadas en un guión sólido y coherente que no resulta complicado de seguir ni tampoco se alarga innecesariamente.
Otro aspecto positivo es su tratamiento visual. Tras su trabajo en la película Love and Pop (1998), Hideaki Anno vuelve a hacer gala de su virtuosismo tras la cámara, utilizando planos y encuadres aberrantes, así como movimientos de cámara salvajes y atrevidos. Todo este dinamismo consigue que la película luzca como un anime llevado a la imagen real, pues su narrativa se acerca más a la del anime que a la de un live-action convencional, lo cual ayuda a definir su propia identidad. Tampoco se quedan atrás sus resultones efectos especiales, por momentos bastante dignos y llamativos para el estándar nipón. Y qué decir de la fotografía, con esa vibrante utilización de la paleta de colores.
En el apartado actoral, por desgracia, solo puedo destacar a Minami Hamabe, cuya elegancia, porte y magnetismo brillan aquí, en contraposición con el protagonista Sôsuke Ikematsu, bastante soso y olvidable en su papel. Con todo, siempre es un placer ver como secundario de lujo al realizador Shinya Tsukamoto.
El acabado visual y el vestuario de la gala de personajes que desfilan por la película pueden recordar en gran medida a un episodio bien producido de los Power Rangers. No obstante, también traen reminiscencias ocasionales a obras futuristas de culto como Akira o Blade Runner, lo cual es siempre de agradecer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Impresionantes las escenas de los híbridos de araña, murciélago y avispa, respectivamente. Llenas de imaginación y mala baba, con un gore que es bienvenido. La muerte del personaje de Minami Hamabe a mitad del camino resulta una decisión valiente e inesperada, aunque se llega a echar demasiado en falta su presencia hacia el final.
Lo más decepcionante de la cinta es su clímax, donde se pierde el ritmo, y se cae en moralinas innecesarias. Y también habría mejorado el resultado dedicar algo más de tiempo a desarrollar la relación entre el protagonista y su compañera. Tienen instantes interesantes, pero falta un algo.
Lo más decepcionante de la cinta es su clímax, donde se pierde el ritmo, y se cae en moralinas innecesarias. Y también habría mejorado el resultado dedicar algo más de tiempo a desarrollar la relación entre el protagonista y su compañera. Tienen instantes interesantes, pero falta un algo.