La voz en off nos presenta a Walter y su depresión, empresario heredero con un padre con el que nunca se identificó, tal como le pasa a su hijo con él. La aparición de la marioneta como objeto para expresarse surge de un aparente momento de lucidez (el clásico me inspiré y salió esto) y funcionó para muchas cosas, entre ellas para reflotar su empresa. Me hubiera gustado que su esposa lo acompañara un poco más en el hecho de tener a este nuevo "integrante", ya que cuando la trama toma un giro diferente y ella se aleja, la vida de Walter cae estrepitosamente de nuevo, y el alejamiento de su hijo menor creo que le empeoró las cosas. El mensaje en sí es bueno.