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Voto de Markman:
4
Serie de TV. Animación Serie de TV (1983-1986). 175 episodios. Serie anime basado en el popular manga homónimo creado por Yoichi Takahashi en 1981. La historia comienza cuando Tsubasa Ozora (Oliver), de 12 años de edad, se muda a Shizuoka. El chaval tiene la ilusión de jugar con el equipo más famoso de esa ciudad: el Shutetsu, en el cual milita el mejor portero de la liga nacional: Genzo Wakabayashi (Benji). Sin embargo, el protagonista tendrá que entrenar ... [+]
20 de agosto de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No incidiré demasiado en los valores por todos conocidos que esta serie "Campeones" logra transmitirnos en un contexto deportivo y de drama adolescente, como la amistad incondicional en esa figura de Dani Melow siempre dispuesto a suministrar de balones al líder del equipo Mark Lenders, cambiándose incluso al mismo equipo que él si es necesario, o la entrega y el arrojo insobornables de un Bruce Arper que no duda en bloquear con la cara balones capaces de romper muros de cemento.

Tampoco se eluden en la obra, en encomiable labor de compromiso social, temas espinosos como las relaciones homosexuales, en la pareja Tom-Óliver, (aunque siempre sospeché que el último engañaba a Tom con El Balón, como se deja entrever en un primer capítulo plagado de veladas alusiones sexuales en el que El Balón y Óliver toman un baño juntos), la alcoholemia e incluso la violencia de género (en ese Julian Ross, héroe caído, claramente deudor del Robert De Niro de "Toro Salvaje", abofeteando sin compasión a la muchacha descarada que reparte sus atenciones entre este y Oliver), sin olvidarnos de la miseria o la enfermedad (de nuevo un Julian que nos muestra su lado más humano con sus dolencias del corazón). Todo esto es bien sabido por cualquier espectador.

Me centraré pues en analizar "Campeones" desde la óptica puramente cinematográfica y como ejercicio de estilo, donde también es notable y posee características propias que lo desmarcan del resto de la animación de la época:

En la dirección de Hiroyoshi Mitsunobu asoman influencias varias: desde el tempo solemne propio del cine clásico nipón (brillante muestra de tensión sostenida cuando el balón hace una parábola inesperada o derrapa en la frontal del área tras un tiro con efecto) al uso de simbolismo como mecanismo narrativo tipo Lynch (la silueta de un fénix sobre el cuerpo de un futbolista cuando se dispone a disparar, indicándonos que lo que a priori podría ser un balón que se pierde en la grada podría revivir de sus cenizas retomando su trayectoria y acabando en el fondo de la red, como de hecho, sucede).

Tampoco desdeña Mitsunobu el uso del flashback como nos muestra en la especialmente vibrante tanda de capítulos en la que un Óliver convaleciente en la enfermería rememora el Europeo juvenil (en el que participaba Japón como outsider en un sorprendente giro argumental, maravilloso). La banda sonora y el pulso narrativo alcanzan aquí sus cotas más apasionadas en el momento culminante de la serie, justo antes de retomar la decisiva final del campeonato contra el Toho de Mark Lenders. Como podemos ver nos encontramos ante un realizador pleno de recursos que sabe empapar el producto de su sello personal en todo momento.

La fotografía de carácter naturalista raya a gran nivel y no tendremos problemas para apreciar los surcos que dejan los futbolistas sobre el terreno de juego, al deslizarse varios metros en pos de robar el balón.

Varias de estas virtudes se perdieron en el remake "Supercampeones" de estética más vanguardista pero ritmo demasiado apresurado, a cargo de un Hiroshi Fukutome que no estuvo a la altura, y además con un final inconcluso.
Markman
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