Una de las mayores tomaduras de pelo existentes en mucho tiempo. Esta película de terror a lo Wes Craven (con final similar incluido) peca de insulsa por todas partes, sosa y amarga como pocas (haciendo similes de comida claro está) así como de presentar una de las peores interpretaciones en todo su conjunto por parte de los actores, tanto de principales como de secundarios.
No existe ni un solo punto que se salve de esta dramática cinta, la música es apestante, mezclando garage rock con metalcore en una mezcla que lo único que consigue es dar menos profesionalidad aún si cabe a la película. Sobre los efectos especiales, cualquier película de los años 20 los tendría mejores, con un atrezzo de risa en cuanto a armas y similares de las cuales se aprecia su material (de goma barata) desde la distancia.
Habría que ver si esa categoría de "comedia" ha sido voluntaria o no, ya que es lo único que se consigue, una sensación de comedia por lo sorprendentemente mal hecho que está todo.

En definitiva, película de terror donde un payaso salido del infierno acecha a los hijos de aquellos que se portaron mal durante su vida (que no se entiende porque no ataca directamente a ellos) en un festival de drogas, mala educación y una perdida de decencia y buen gusto inigualable. Como película de terror una vergüenza, como comedia incluso puede no tener precio.