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Voto de Pedro:
3
24 de mayo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo llega uno a Little Monsters, una cinta de bajísimo presupuesto y estrenada en unos pocos -y semidesconocidos- festivales de cine independiente? Pues por puro interés en el caso original que inspira el guión de esta película: el asesinato del pequeño de 2 años James Bulger, el 12 de febrero de 1993 en Liverpool, a manos de dos niños de 10 años.
Muchas personas habrán oído hablar del asesinato del pequeño James Bulger, porque en su momento conmocionó a la sociedad como pocos casos, por la crueldad de las acciones de los asesinos, dos niños de Liverpool que secuestraron en un centro comercial de Bottle al pequeño James y le hicieron recorrer varios kilómetros, entre torturas y vejaciones, hasta llegar a las vías del tren de la antigua estación de Walton & Anfield, donde lo masacraron de la forma más cruel e inimaginable, abandonando después su cuerpo en las vías para que el tren lo mutilase y así hacerlo pasar por un accidente. La imagen que quedó grabada en las cámaras del circuito de seguridad del centro comercial, en la que se ve a James de la mano de sus captores, dio la vuelta al mundo y se ha convertido ya, por desgracia, en una imagen icónica del siglo 20.
Pues bien, tras esta introducción en los hechos que dan inspiración al guión de esta película, comentaré mi impresión de la misma, que obligatoriamente tiene que ser desfavorable a pesar del interés inicial que me pudo suscitar.
David Schmoeller, un director prácticamente desconocido, con una decena de películas de bajo presupuesto en su haber, y mayoritariamente de terror, sin más méritos que haber trabajado dirigiendo algunos episodios de series más o menos conocidas, como Medias de seda o Renegado (ambas ancladas muy a principios de los noventa), escribe y rueda con mucha torpeza su propio guión, adaptando de forma libérrima el asesinato de James Bulger, con un presupuesto tan ajustado que bien podría parecer la ópera prima de un director de videoclips pasado al género mayor del cine casi como una exploración. El arranque promete, no se puede negar, pero a poco que se observen con detalle las interpretaciones y la dirección, vemos que estamos ante algo poco esforzado. También la dirección de imagen y los "decorados", cutres y caseros, ayudan a creer que estamos ante algo incabado, o a medio hacer, de un primerizo "muy" primerizo.
El casting es absolutamente irreconocible, lo que no ayuda a darle empaque, pero reconozco que he visto joyas en las que no se conocía ni al Tato y que acababan firmando un tratado de cine en toda regla, pero éste no es precisamente el caso. Aquí, con lo que uno no logra identificarse es porque, sencillamente, no merece la pena. Así sucede con varios personajes centrales que bien podrían estar interpretados por los mismos vecinos que pasasen por los lugares de rodaje cuando sacaban "la réflex", y que podían haber hecho un comentario cualquiera, como por ejemplo qué tiempo hacía o cuánto les había costado la compra. Respecto a lo de la réflex, pues eso, como lo oyen, o lo leen mejor dicho: sí, la película está rodada con una réflex en mano o montada directamente sobre trípodes "improvisados" en capós de coche, o así al menos se extrae de los extras que acompañan el DVD, que por cierto no terminé de ver por aburrimiento.
Toda esa cutrez se desprende de cada plano, incluso cuando se muestran los interiores de una comisaría que parecen el cuarto de estar del director reacondicionado, con dos mesas de Ikea, en donde ni siquiera se han molestado en acoplar un par de computadoras, para aparentar seriedad.
Pero abordando el guión es donde la película adolece, ahora de verdad, de una torpeza manifiesta, en el manejo de los tiempos, de los personajes y de las situaciones que pueden llegar a dar un poco de vergüenza ajena, porque los pocos "giros" que se permite el director son tan forzados, y recurro a la falta de esfuerzo de nuevo, que no encajarían ni en un puzle de 3 piezas que, en definitiva, es más o menos lo que es un guión: un principio, un desarrollo y un final. Schmoeller se complica, y mete al personaje "desviado" en una espiral decadente y de violencia demasiado pronto, sin mucha justificación, y con unos delirios asesinos y de venganza poco creíbles. El guión no permite que las reacciones del resto del elenco sean más creíbles; vale como ejemplo la aparición del policía "encargado" de reinserción del "bueno" en la biblioteca, en un momento dado, que por comprometedor y poco profesional, no se le ocurriría escribir a nadie con un mínimo de conocimiento de cómo se tratan a los niños asesinos en rehabilitación en un entorno libre de nuevo. O la torpeza con la que el director encaja la obtención de ciertos datos muy delicados por parte del "niño desviado", que por excesivamente accesibles resulta, simple y llanamente, imposible de asimilar.
--- Continúa en "spoiler" por falta de espacio. ---
Muchas personas habrán oído hablar del asesinato del pequeño James Bulger, porque en su momento conmocionó a la sociedad como pocos casos, por la crueldad de las acciones de los asesinos, dos niños de Liverpool que secuestraron en un centro comercial de Bottle al pequeño James y le hicieron recorrer varios kilómetros, entre torturas y vejaciones, hasta llegar a las vías del tren de la antigua estación de Walton & Anfield, donde lo masacraron de la forma más cruel e inimaginable, abandonando después su cuerpo en las vías para que el tren lo mutilase y así hacerlo pasar por un accidente. La imagen que quedó grabada en las cámaras del circuito de seguridad del centro comercial, en la que se ve a James de la mano de sus captores, dio la vuelta al mundo y se ha convertido ya, por desgracia, en una imagen icónica del siglo 20.
Pues bien, tras esta introducción en los hechos que dan inspiración al guión de esta película, comentaré mi impresión de la misma, que obligatoriamente tiene que ser desfavorable a pesar del interés inicial que me pudo suscitar.
David Schmoeller, un director prácticamente desconocido, con una decena de películas de bajo presupuesto en su haber, y mayoritariamente de terror, sin más méritos que haber trabajado dirigiendo algunos episodios de series más o menos conocidas, como Medias de seda o Renegado (ambas ancladas muy a principios de los noventa), escribe y rueda con mucha torpeza su propio guión, adaptando de forma libérrima el asesinato de James Bulger, con un presupuesto tan ajustado que bien podría parecer la ópera prima de un director de videoclips pasado al género mayor del cine casi como una exploración. El arranque promete, no se puede negar, pero a poco que se observen con detalle las interpretaciones y la dirección, vemos que estamos ante algo poco esforzado. También la dirección de imagen y los "decorados", cutres y caseros, ayudan a creer que estamos ante algo incabado, o a medio hacer, de un primerizo "muy" primerizo.
El casting es absolutamente irreconocible, lo que no ayuda a darle empaque, pero reconozco que he visto joyas en las que no se conocía ni al Tato y que acababan firmando un tratado de cine en toda regla, pero éste no es precisamente el caso. Aquí, con lo que uno no logra identificarse es porque, sencillamente, no merece la pena. Así sucede con varios personajes centrales que bien podrían estar interpretados por los mismos vecinos que pasasen por los lugares de rodaje cuando sacaban "la réflex", y que podían haber hecho un comentario cualquiera, como por ejemplo qué tiempo hacía o cuánto les había costado la compra. Respecto a lo de la réflex, pues eso, como lo oyen, o lo leen mejor dicho: sí, la película está rodada con una réflex en mano o montada directamente sobre trípodes "improvisados" en capós de coche, o así al menos se extrae de los extras que acompañan el DVD, que por cierto no terminé de ver por aburrimiento.
Toda esa cutrez se desprende de cada plano, incluso cuando se muestran los interiores de una comisaría que parecen el cuarto de estar del director reacondicionado, con dos mesas de Ikea, en donde ni siquiera se han molestado en acoplar un par de computadoras, para aparentar seriedad.
Pero abordando el guión es donde la película adolece, ahora de verdad, de una torpeza manifiesta, en el manejo de los tiempos, de los personajes y de las situaciones que pueden llegar a dar un poco de vergüenza ajena, porque los pocos "giros" que se permite el director son tan forzados, y recurro a la falta de esfuerzo de nuevo, que no encajarían ni en un puzle de 3 piezas que, en definitiva, es más o menos lo que es un guión: un principio, un desarrollo y un final. Schmoeller se complica, y mete al personaje "desviado" en una espiral decadente y de violencia demasiado pronto, sin mucha justificación, y con unos delirios asesinos y de venganza poco creíbles. El guión no permite que las reacciones del resto del elenco sean más creíbles; vale como ejemplo la aparición del policía "encargado" de reinserción del "bueno" en la biblioteca, en un momento dado, que por comprometedor y poco profesional, no se le ocurriría escribir a nadie con un mínimo de conocimiento de cómo se tratan a los niños asesinos en rehabilitación en un entorno libre de nuevo. O la torpeza con la que el director encaja la obtención de ciertos datos muy delicados por parte del "niño desviado", que por excesivamente accesibles resulta, simple y llanamente, imposible de asimilar.
--- Continúa en "spoiler" por falta de espacio. ---
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El acto final es un despropósito de malas actuaciones, manejo esencialmente torpe del flash-back y cutrez escenográfica sin parangón. Con todo, la historia podría haberse elaborado un poquito más y quizá hubiese chirriado menos, a pesar de la escasez económica en el rodaje de la cinta; si se nota más es por, como ya he mencionado antes, el exceso de torpeza en manejar ciertos detalles, no excesivamente delicados; comparando un poco con el célebre caso Bulger pueden extrapolarse situaciones de la vida real, sin demasiadas complicaciones, y sin necesidad de recrear a un mal tipo tan estereotipado y "malo hasta los huesos" de nacimiento, y ver que el reflejo de la vida de Jon Venables (uno de los asesinos reales de James Bulger) bien podría haber dado para un buen guión, sin necesidad alguna de exagerarlo en la adaptación.
Repito, que como ópera prima o de prueba de alguien poco formado estaría bien, pero proviniendo de alguien con experiencia, y que da clases de cine en la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV), pues no termina de convencer ni un poco.
Le he dado tres estrellas, no obstante, porque las intenciones no son malas, y la historia es interesante, aunque derrape y patine bastante. Ahora bien, si uno quiere disfrutar de buen cine de verdad con una historia muy cercana en acontecimientos a esta cinta, debe ver sin objeción Boy A de John Crowley (2007), basada en el excelente libro homónimo de Jonathan Trigell, con unos solventes Andrew Garfield y Peter Mullan como protagonistas. Una joya por dirección, tratamiento de la historia e interpretaciones.
Repito, que como ópera prima o de prueba de alguien poco formado estaría bien, pero proviniendo de alguien con experiencia, y que da clases de cine en la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV), pues no termina de convencer ni un poco.
Le he dado tres estrellas, no obstante, porque las intenciones no son malas, y la historia es interesante, aunque derrape y patine bastante. Ahora bien, si uno quiere disfrutar de buen cine de verdad con una historia muy cercana en acontecimientos a esta cinta, debe ver sin objeción Boy A de John Crowley (2007), basada en el excelente libro homónimo de Jonathan Trigell, con unos solventes Andrew Garfield y Peter Mullan como protagonistas. Una joya por dirección, tratamiento de la historia e interpretaciones.