*Blasfemia

El Vaticano vuelve a abrirnos sus puertas traseras y a encender las luces. Si eres epiléptico, como anunciaba Kanye West en su videoclip “All of The Lights”, o como hizo de forma brillante Gaspar Noé en los créditos iniciales de Enter The Void (2009), mejor saltarse la cabecera de la serie.

Una intermitente luz neón adorna una cruz y acompaña el sugerente baile de unas jóvenes de blanco, para introducirnos en esta maravillosa fantasía pseudocristiana, a ritmo de electrónica, “You can call me the good time girl” dice la letra. Una auténtica declaración de intenciones. ¿Quién no querría reconvertirse y adentrarse en esta institución?

Destacar que Paolo Sorrentino, artífice de la obra maestra ganadora al Óscar, La grande Bellezza (2014), es napolitano y por tanto no sería arriesgado aventurarse a crear una relación directa entre sus historias y la fuerte cultura popular que posee su ciudad. Nápoles integra la religión de un modo particular, altares y pinturas en paredes o alumbrados coloridos en iglesias decoran sus calles. Una experiencia única sin duda.

*Incertidumbre

Con diferente título pero manteniendo intacta la esencia de la predecesora The Young Pope, la serie comienza con el anterior Papa en coma y dentro de quirófano, un trasplante de corazón que curiosamente procederá de un donante musulmán. Aún sin pronunciar palabra en los dos primeros episodios, Lenny, interpretado por Jude Law, estará más presente que nunca. Su influencia, tanto para el pueblo como dentro del Vaticano, es tan grande que continuamente se apela a él, incluso presentándose en sueños.

Pasados los meses y vista muy improbable su inminente recuperación, se procede a la elección de un nuevo pontífice. Tras el papado de Lenny, que ejerció como hombre lleno de inseguridades y miedos, el más humano e irreverente Papa hasta el momento, la búsqueda se complica hasta que aparece en escena John Malkovich.

*Belleza

Paolo Sorrentino no se esconde y su filmografía lo delata. La continua búsqueda de belleza se traduce en una elegante fotografía que convierte el Vaticano en una pasarela de moda. El entorno es tan propicio al exceso que la superabundancia de oros y riquezas, ligado a la magnífica selección musical y los diálogos trascendentales construyen un espacio singular donde quedar atrapado para deleitarse.

*Conclusiones

Sospechas, traiciones y abusos. Electrónico, irreverencias y opulencia. La serie The New Pope no añade ninguna gran novedad respecto a The Young Pope pero la iguala y eso es más que suficiente.

Escrito por Soraya Unión Álvarez