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Voto de Yusep Ross:
7
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7,2
72.715
Aventuras. Western
Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
19 de enero de 2016
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No pretendáis encontraros un aliciente para ver la película, ni una reflexión ultra encrucijada de términos que ninguno entendemos. Esta es mi opinión, mi crítica de una película con la que he pasado unas agradables dos horas de sobremesa, espero que comprendáis mi postura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Bien, dentro del argumento cogido con dos gomets más que reusados en películas de orden comercial, esta historia de venganza encaja a la perfección con la historia de Di Caprio. No es que sea una mala película de "revenge", para nada, afortunadamente para los espectadores más tragabasuras (como yo, y que no se malinterprete, hay que querer a todos los hijos por igual), Iñárritu mantiene esa tensión en la cuerda sujetada por las pegatinas de colores, a veces más colgandera que a punto de desilacharse por la fuerza ejercida, pero en otras ocasiones (y de nuevo, afortunadamente, en bastantes), sintiendo cómo por muy rápido que avance un punto, la fuerza que ejerce en todo momento su contrario es proporcional a esa rapidez lo que permite la tensión buscada en el global del film.
Y es que, para sernos francos, Glass no es un punto ni Fitzgerald el otro. Usaríamos una terminología más adecuada habando de Di Caprio y "su" Oscar (marca registrada), .
En cada arrastre por la gélida nieve, en la fuerza de cada empuje, se ve a un Di Caprio totalmente entregado a una venganza que, con pies de plomo, ha ido saboreando desde su caída y poco a poco la ha ido comprendiendo primero y materializando de forma sublime después. No es el fracaso el fin de la voluntad, y eso lo ha sabido muy bien nuestro particular Leonardo del s. XXI. No rendirse, no abandonar la batalla, saber que aun con méritos más que sabidos la victoria se juega a una sola carta, la que dictas con tu camino y que, con fortuna, sacarás en el momento preciso.
No es tanto una película, según mi visión, de la crudeza del ser humano moderno en un terreno primario, ni del ferviente deseo de aferrarse a una columna de mármol sólo por un sentimiento de seguridad y la posterior venganza del derrumbamiento de ese frágil pilar, ni nada que se le parezca a un intento de profundizar en la playa del Mar Menor. Esto es el recorrido de un actor en busca de su particular venganza que, encontrando una baraja de cartas como la de Iñárritu, comparable a la destreza de Tamariz, han sabido sacar los dos Jokers en el instante preciso.
Y como no gane el Oscar (marca registrada), prepárate para hacer una snuff de Bretón.
Y es que, para sernos francos, Glass no es un punto ni Fitzgerald el otro. Usaríamos una terminología más adecuada habando de Di Caprio y "su" Oscar (marca registrada), .
En cada arrastre por la gélida nieve, en la fuerza de cada empuje, se ve a un Di Caprio totalmente entregado a una venganza que, con pies de plomo, ha ido saboreando desde su caída y poco a poco la ha ido comprendiendo primero y materializando de forma sublime después. No es el fracaso el fin de la voluntad, y eso lo ha sabido muy bien nuestro particular Leonardo del s. XXI. No rendirse, no abandonar la batalla, saber que aun con méritos más que sabidos la victoria se juega a una sola carta, la que dictas con tu camino y que, con fortuna, sacarás en el momento preciso.
No es tanto una película, según mi visión, de la crudeza del ser humano moderno en un terreno primario, ni del ferviente deseo de aferrarse a una columna de mármol sólo por un sentimiento de seguridad y la posterior venganza del derrumbamiento de ese frágil pilar, ni nada que se le parezca a un intento de profundizar en la playa del Mar Menor. Esto es el recorrido de un actor en busca de su particular venganza que, encontrando una baraja de cartas como la de Iñárritu, comparable a la destreza de Tamariz, han sabido sacar los dos Jokers en el instante preciso.
Y como no gane el Oscar (marca registrada), prepárate para hacer una snuff de Bretón.