Madurar es una consecuencia de vivir y por eso todos los personajes del filme beben de esta afirmación en mayor o menor medida. An Education conforma una cinta brillante con un guión perfectamente hilvanado y unas interpretaciones inmejorables. Este pastel británico tiene todos los ingredientes para convertirse en una de las joyas cinematográficas de lo que va de año. Jenny, una joven apunto de tomar las primeras decisiones importantes de su vida, se enamora de David. Mayor que ella y con una mentalidad distinta, David hace tambalear una educación estricta y confusa a la que Jenny ha sido sometida en su entorno. Es aquí donde nos invitan a gozar de un manjar de reflexiones. La universidad de la vida, los descubrimientos de una joven enfrentados a hábitos conservadores y la mala educación producto de un tiempo conforman el excelente texto de An Education otorgando al espectador el poder de recordar los inicios de la madurez. Compartir con Jenny sus errores nos hace cómplice de los mismos alcanzando una empatía considerable con la joven bohemia.
El gran atractivo de An Education, se haya en el descubrimiento de la protagonista. Carey Mulligan aporta algo más que frescura al género. La naturalidad constituye la característica a resaltar de la actriz así como su elegancia comparable a la desaparecida Audrey Hepburn. El resto del reparto no queda eclipsado. Tanto los veteranos Alfred Molina como Emma Thompson convencen con unos papeles no tan agradables.
Esta es una de esas películas donde la mayor parte del metraje el espectador está sonriendo y no por que el humor abunde en exceso sino por que Mulligan aporta esa chispa ingenua y con carácter que el filme requiere. La fotografía también ayuda a ello junto a una banda sonora precisa. Todo al servicio de esta delicatessen británica que probablemente pasará sin pena ni gloria por la cartelera.

Lo mejor: disfrutar de la gran interpretación de Mulligan sin desperdiciar al resto del elenco.
Lo peor: la falta de promoción de un filme que merecía un mejor trato.