Si bien la premisa es interesante su traslado a la pantalla es penoso.
El guión es bastante infantil con situaciones surrealistas que se llevan gran parte del metraje. Nada es muy creíble, los rusos vuelven a quedar como estúpidos y malos malísimos...
Los personajes son unidimensionales y no van más allá de típicos clichés.

Las actuaciones muy limitadas por la falta de matices de sus personajes. Los rusos caricaturizados en esas ocasiones en las que les toca poner caras de malos.
Y Bill Pulman pone la cara de siempre, lograr empatizar con su personaje se hace muy duro. Este actor da mucha pereza.

Tema aparte es lo del ajedrez.
El director rueda las partidas de forma ridícula, no tiene ni idea de como eran las partidas entre la élite en esa época (ni en ninguna). Se inventa situaciones imposibles en torno a esas partidas y asume una serie de cosas de quien no se informado ni con un par de vídeos de Youtube. Chupamesas (Lamentable).

Lo mejor: la ambientación
Lo pero: Lukasz Kosmicki, guionista y director