Parece mentira que esta película haya pasado desapercibida para tanta gente, entre los que me incluyo. Es un título imprescindible para todo amante de la historia y la II Guerra Mundial. No caben los espoilers en un tiempo del que ya lo sabemos casi todo, y no es sorpresa enterarse de que los jerifaltes nazis decidieron un día acabar con toda la raza judia.

Lo que muchos no conocen son los prolegómenos en los que se gestó tal nefasta hazaña, que se fueron dando desde décadas atrás y se ejemplifican en los argumentos que propone Colin Firth para evitar la "solución final", que no son otros más que la Ley y la eficacia, una excusa moralmente endeble pero a la que intentaron agarrarse muchos alemanes para salvar su conciencia, cuando los responsables fueron ellos mismos al promover las primeras leyes antisemitas.

Tucci, Branagh y Firth encajan a la perfección en los papeles con interpretaciones muy dignas y la cinta, pese a desarrollarse en una habitación prácticamente y no contener grandes giros, ni acción, se pasa volando.