Tras varios años de espera después de la infame tercera parte de la saga, dónde se nos dio la entrega más pobre de la trilogía con muchísima diferencia, llegó por fin ‘Jeepers Creepers: Reborn’.

De la mano de Timo Vuorensola y sin Jonathan Breck interpretando al Creeper, uno encara esta nueva secuela con expectativas muy bajas (y más habiendo leído ya críticas y reseñas de personas que ya la habían visto), pero con un resquicio de esperanza perdurando en el fondo de su ser. Dicho resquicio desaparece apenas comenzamos a ver la película y confirmamos todas las sospechas que pudiéramos tener, y es que si el río suena, agua lleva.

‘Jeepers Creepers: Reborn’ se lleva de lejos la palma de la peor película de toda la saga, siendo bastante peor que la tercera, cuya mayor debilidad es claramente el diseño y maquillaje del Creeper, además de la actitud y movimiento del propio personaje, que no termina de encajar con lo visto anteriormente.

Y es que quienes se encargaron de crear esta película desde luego no parecen querer respetar lo que ya sabemos y vimos en partes anteriores, dotando al villano de nuevas habilidades e intereses de los que jamás se nos había hablado ni mencionado.

Todo esto lo apoyamos además en una trama vacía, plana, con personajes sosos que resulta en una película poco satisfactoria, independientemente de que su ritmo, al menos, sea bastante decente.

Tristemente, con esta secuela/reboot es muy probable digamos adiós de forma definitiva a una saga que en su momento nos entregó dos películas bastante correctas, no porqué el final, que por cierto es algo confuso, no de pie a siguientes entregas, sino porque el nivel es extremadamente bajo en este caso.