Después del patinazo de EL BAR, vuelve un ALEX DE LA IGLESIA en plena forma y con su clásica manera de hacer que lo más cotidiano se torne en singular tragedia. Nadie como él es capaz de reflejar lo grotesco y falso que puede esconder la más anodina de las circunstancias, como puede ser ésta aparentemente trivial cena de amigos.

Los personajes se presentan correctamente y a la media hora, tenemos una radiografía perfecta de lo que se dice, lo que se oculta y de que pelo son cada uno de ellos, pero por eso no dejan de sorprendernos con nuevos e inesperados giros de guion. El reparto actoral cumple a la perfección con su cometido, creando cada uno un personaje perfectamente definido y en el que sobresale, una vez más, BELEN RUEDA sobre quien recae la mayoría del peso en la película.

Hay cosas que chirrían un poco y el final me hubiese gustado que hubiese sido otro, pero son circunstancias menores en la cuadrilla de éstos PERFECTOS DESCONOCIDOS de los cuales yo no me fiaría ni un pelo.