43 años más tarde Hollywood volvió a llevar a la pantalla grande la historia del mono gigante King Kong. Los resultados son un tanto irregulares pero hay que reconocer un mérito a la película, pese a sus defectos, que los tiene, la cinta es entretenida.
El reparto tiene en Jeff Bridges y Jessica Lange lo mejor de su reparto. Ellos dos dan fuerza a la película y aportan personalidad a la cinta. Cada uno a su manera, claro. Bridges está realmente bien y Lange actúa bien, pero hay que ponerle un pero. Y el pero no es Lange, es su personaje. Dicho con todo el cariño, su personaje es muy tonto, pero que mucho. Soportar sus frases sobre el signo zodiacal de Bridges resulta raro, muy raro. Por no citar otras, por cierto.

Bonita fotografía, buenos efectos para la época (insisto, en lo de la para la época, hoy un poco desfasados) y alucinante banda sonora de John Barry (a ratos lo mejor de la película). Lo peor, a ratos los efectos (la serpiente, el Kong en Nueva York que aparece encadenado, el Kong con la cara lasciva mirando a Jessica Lange,…). Y, por cierto, dentro de las cosas buenas: la relación entre Kong y Jessica Lange. Y el personaje de Jessica Lange, por su sensualidad y a ratos erotismo, entre las mejores cosas de la película; pero por su tontería integrada, va también al grupo de aspectos negativos de la película.

El director, años más tarde volvió a tocar el mundo de King Kong, pero por lo que sé de la película su continuación sí que es realmente una película bizarra bizarra bizarra (la familia De Laurentis siempre dando una de cal y una de arena).