Gran musical con una partitura de Leonard Bernstein irrepetible y con unas coreografías de Jerome Robbins que quitan el hipo.
Si bien es cierto que narrativamente pueda parecer algo sobrevalorada, ya que obliga al espectador, sobretodo asiduo, a pasar por alto ciertos momentos que la lógica no impera, resulta tremendamente eficaz.
También se pasa por alto al incompresible protagonista, Richard Beymer, que a pesar de su porte, es el protagonista más flojo de una obra maestra que se recuerde. Incluso Natalie Wood roza lo inverosímil morena como Puertorriqueña.
Pues bien, a pesar de todo, por muchas veces que se vea, y aunque creas que ya te la sabes de memoria y no te va a llegar a emocionar es imposible no seguir admirando sus grandes momentos de gran cine. El prólogo, el América, el montaje en paralelo, el quinteto de tonight, la pelea, el desenlace, y mi preferido "Cool", en las cocheras con ese techo bajo que rozan los protagonista en su agónico baile. Precioso.

Obra maestra a pesar de los prejuicios que se generan con el tiempo.