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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
6
Drama. Romance En un hotel al viejo estilo conviven desde hace tiempo varios huéspedes fijos. Un militar retirado, con una gloriosa hoja de servicios, que teme que un suceso poco honroso llegue a comprometerle, una madre estricta y decadente que vive con su hija, un matrimonio fracasado, un profesor de cultura griega... Viejas historias y nuevos problemas que se hacen carne viva entre los barrocos muros del hotel. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2008
21 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en 1955 un director novel como Delbert Mann apareció con inusitada fuerza para ganar cuatro Oscar con “Marty” todo Hollywood se puso a sus pies pensando que un nuevo genio había nacido para su industria. La verdad es que haciendo un balance global de su carrera no hace falta ser muy listo para comprobar que no ha sido así.

Pero sobre todo en sus primeros años, todo el mundo pensaba que sí, y los mejores actores querían en salir en alguna de sus películas.

“Mesas separadas” fue su tercera película, en un momento de máximo prestigio y donde gozaba del fervor de público y sobre todo crítica.

Vayamos con ella. Para comenzar me pregunto si el señor Fernando Morales del Diario El País ha visto la misma película que yo, porque calificar de comedia a un drama como este es cuando menos chocante –lo mismo ocurre en FA-.

En cualquier caso y etiquetas erróneas al margen, “Mesas separadas” se trata de un producto prefabricado desde el principio con el objetivo de triunfar en los Oscar.

Cumple con los requisitos: Rodada en blanco y negro, estamos ya en 1958, adaptación de una obra de teatro de éxito del momento, director joven y prestigioso, y por supuesto un elenco de estrellas que intentan hacer el papel de sus vidas.

Ahora es cuando viene el “efecto transformista”, dícese de aquel que consiste en que un actor reconocido se maquilla y transforma en alguien diferente, a poder ser un viejo, un enfermo, alguien feo... Aquí lo hacen David Niven, Deborah Kerr o Wendy Hiller. Se llevaron nominaciones y Oscar obviamente.

Esa obsesión enfermiza e infantil de premiar las actuaciones transformistas es algo que me niego aceptar. El señor Niven tiene al menos una docena de papeles mucho mejores que este, pero aquí está más maquillado y envejecido que en otros y ese parece ser el plus. Lo mismo la señora Kerr, si una tía guapa, la ponen de fea, nominación al canto, no falla, más pueril imposible.

Otros no tuvieron tanta suerte, Rod Taylor aparece por ahí leyendo un libro, poco más. La señorita –ya no recuerdo si en ese momento estaba casada, separada, divorciada, liada...- Rita Hayworth está casi tan mal como siempre y es que la cabeza la tenía fuera del cine desde hace tiempo. Burt Lancaster, para lo bueno que es, aquí está excesivamente melodramático y sobrecargado, se tomó demasiado en serio lo de que era una obra de teatro.

La cinta tiene buenos momentos también, sobre todo un final muy bonito y entrañable que conmueve –ya se sabe lo que pasa con eso-, y además si la película trata sobre la represión sexual de la época ni te cuento, pero en general se le nota excesivamente los hierros, los andamios y el yeso, que aquí hay mucho.

Poco más que interesante para una película destinada al aplauso desde su estreno. Y yo me niego.

Nota: 6,3.
vircenguetorix
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