Hablemos. Hablemos de culpables, de víctimas, y de emociones. Hablemos. De arrepentimiento, cambio, dolor y sangre. Hablemos de pasión, de inocencia, de amor. De la adolescencia, y la madurez. Hablemos de todo, sin hablar. Hablemos de Sutter, hablemos de ti y de mí, hablemos de una grave falta de amor paternofilial. Sí, hablemos de falta de amor, propio, humano, social. Hablemos de miedo, de la vergüenza y la soledad, hablemos de cómo llenar vacíos, y cómo vaciar llenos. Hablemos de explosiones, de bombas de efectos, de joder y ser jodido. Hablemos de la falta de amor, sí. Hablemos del miedo a uno mismo, del miedo a joder, a ser jodido, de la duda, de considerarse un monstruo. Hablemos, de la representación de ese monstruo, de la fama, la gloria, del ser uno más, o uno menos, de lo falso, del Carpe Diem, de momentos, del hoy, del ¿mañana?, del después. Hablemos de juegos, de jugar con, de jugar sin, de encasillarse, llorar, perderse, encontrarse (o no), y dudar. Continuamente. Hablemos de empatía, de líderes, de choques, ilusiones derrochadas. Del alcohol, de la autodestrucción, de la influencia, de la autoinfluencia. Creemos un efecto domino, en nuestra cabeza. Hablemos. De todo, y de nada. Destruyamos y creemos. Cambiemos. Superemos. Innovemos. Hablemos, sin decir nada. Y hagámoslo mágico, sin magia, sin trucos ni efectos. Hablemos de ti, y de mi, de la adolescencia, de The Spectacular Now.