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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
9
Drama Sévérine, una joven casada con un atractivo cirujano, descubre la existencia de la prostitución diurna. Impulsada por la curiosidad, ingresa en la casa de citas de Anaïs y termina acostumbrándose a llevar una doble vida. La aparición de Marcel, un delincuente que se enamora de ella, complicará la situación de la protagonista. En 2006 contó con una secuela, "Belle Toujours", dirigida por Manoel de Oliveira. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodar con magníficos actores y en condiciones desahogadas no le quita a Buñuel capacidad creativa ni talento. Está aquí en su justo punto de gran artista que recoge lo mejor de sí mismo y que, sin embargo, no se repite ni busca fórmulas aseguradas de éxito. Formalmente la película es excelente: sutil manejo de la cámara y actuación muy convincente de todo el reparto. Se desprende en todo momento una sensación de gran armonía interpretativa.

La historia que se nos cuenta, procedente de la novela de Joseph Kessel, era muy del agrado del maestro, que había frecuentado burdeles a lo largo de su vida juvenil. El conocía a la perfección lo que en esos lugares ocurre: los roles sociales se trastocan. Genet en “El balcón” desmenuza desde el teatro esa curiosa metamorfosis en donde clientes y profesionales viven vidas que en el fondo no son las suyas aceptándose por ambas partes ese trueque de personalidades. Además de una profesión, la prostitución es, para bien o para mal, una terapia social. En este caso no solo para el tipo que entra y desea que lo azoten, también lo es para Severine, la mujer que se prostituye de día y mejora su vida sexual de noche.

Catherine Deneuve está magnífica. Hace una construcción de su personaje excelente y creíble, desde unos parámetros de realismo contenido. Le dan la réplica a la perfección Jean Sorel y Michel Piccoli. Nuevamente Buñuel cuenta con su fiel Georges Marchal, actor protagonista de “Así es la aurora”, y “La muerte en el jardín” y alguna otra película. París aparece filmada con la misma hermosa contención, y la escena de la muerte del personaje que interpreta Pierre Clementi es de una belleza desolada que me recordaba la similar de “Al final de la escapada”.

Cóctel de realidad y de sueños. Trasvase de planos, influencia de unos y otros en el proceloso mar del deseo. Evolución lógica, y a mismo tiempo, asombrosa, de un cineasta que hizo de sus personales obsesiones todo un mundo cinematográfico que logró un alto nivel de excelencia y de reconocimiento. Esta película supone, en ese sentido, una cima de su carrera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ortega
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