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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
7
Drama Tomek es un joven de 19 años que vive obsesionado con Magda, una mujer treintañera a la que espía cada tarde con unos prismáticos. Ella es una mujer liberal y sin prejuicios que invita a su casa a muchos hombres. Tomek, celoso, decide trabajar como repartidor de leche para interrumpir sus citas amorosas... Esta película pertenece a la serie "Decálogo". (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2009
46 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda (a medias) peli de Kieslowski en la que se disecciona el amor entretejiendo dos enfoques distintos, achuchándolos para que tropiecen y se digan cuatro cosas desde posturas contradictorias.

El protagonista idealiza el amor, y el personaje en consecuencia está diseñado desde una inocencia impagable, un candor bobalicón adolescente que supone en mi opinión una de las cumbres del director polaco a la hora de dotar de humanidad a un personaje.

Ella, por su parte, está conformada a partir de un fuerte cinismo completamente opuesto al personaje de Tomek; una mujer cansada, decepcionada, en el otro extremo del sentimiento amoroso: el sexo como transacción de soledades.

Ambas opciones se enfrentan y se ven sometidas a los altibajos de sucesivos encuentros y desencuentros. Es ahí, una vez presentados los personajes y sus presupuestos, cuando Kieslowski patina un poco, bajándole yo un puntito la nota en consecuencia, a la hora de mostrar el cambio del personaje de ella, Magda. El director insiste en un subrayado precipitado y excesivo, propio del autor que ejerce conscientemente de autor. Aparece así un énfasis pasado de rosca en la materialización de ese cambio que a mí, en contra de alguna opinión por aquí formulada, sí me parece moralizante, aunque probablemente no sea algo voluntario, al no estar planteado con la necesaria naturalidad. Más preocupado parece el polaco en una cierta reconvención (quizás no moral, lo concedo, pero sí por lo menos vital) hacia el personaje de Magda, que de mostrarnos a ese personaje a la gresca con sus inseguridades y decepciones y que de ahí salga lo que tenga que salir. Fallo que no comete al configurar al otro protagonista, el adolescente cazador de ideales de los que enamorarse.

Mención aparte merece la cuestión técnica. Efectivamente, esta cinta es más simple en la planificación de escenas que otras de Kieslowski. Pero no importa, el personaje protagonista, más allá de su interpretación, tiene la suficiente fuerza como para cargar con el peso de nuestra atención. Esos trucos de maestrillo acostumbrados en Krzysztof en los que un plano representa algo más que lo simplemente mostrado dan paso a una ejecución plana en cierta medida, pero también creo que especialmente íntima y lacerante, de anubarrada intensidad.
Bloomsday
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