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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
8
Drama Un solitario inspector de Hacienda acude cada noche al club de striptease Exótica, en las afueras de Toronto, para ver bailar a Christina, una sensual joven que se desnuda para el público masculino ante la mirada de su ex-novio, el disc-jockey del local. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2013
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mi meta principal es hallar el lenguaje que permita al espectador acceder a los estados interiores de los personajes. Entonces, si son personas que se recuperan de los efectos de un trauma, o si están tratando de ordenar y reorganizar sus vidas (…) debo hallar el ritmo y el lenguaje que me permita expresar eso. No es algo que haga intelectualmente, sino más bien musicalmente”. Atom Egoyan.
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Egoyan afirma que con ‘Exótica’ termina un ciclo. Un ciclo de subjetividad afilada donde trazar personajes “importando” aspectos de su propia personalidad. Después adaptará historias ajenas y matizará su estructura puzzle con un tratamiento, siempre sui generis, de género o convencional (ejemplo: ‘Where the Truth Lies’ donde, estando la forma, pareciera que falta el fondo).

Por ello su cine primera etapa es especial. Además para mí, en el recuerdo, tiene el sabor del indie noventero que viví en primera línea de fuego, en cada trinchera y cada estreno. Entre semana, normalmente, con reposiciones, cineclub y la excitación del cinéfilo en prácticas. No recuerdo si por aquel entonces comprendía del todo las intenciones de este melodrama de escorzo extraño. Si saboreaba plenamente, más allá de la fascinación por la rara avis, esta falta de dramatis personae clásica.

Porque estos personajes son proyecciones, no personas, identidades maltrechas con fuerza de confesión y psicoanálisis (igual que el club que da nombre al film es un espacio que opera como una suerte de metáfora del estado de ánimo). Cada uno en un mundo propio, una psique que se impone mediante el recuerdo o el trauma y que la imagen de vídeo –a veces– rescata de un abismo memorístico para compartirlo y ofrecer el hilo de Ariadna que ¿resuelva? el laberinto emocional. Roles que parecen no tener mayor dimensión que el objetivo para el que fueron escritos. Personajes que hablan pendientes no de la naturalidad –tienen comportamientos extraños la mayoría de las veces– sino de su propia disertación, siempre insinuando algo más que lo "dicho": "es algo especial tener una hermana", asegura Bubba en 'El liquidador'; "no creo que mis padres estén orgullosos de mí" dice Cristina en 'Exótica'. Cuestión, esta última, vinculada a la biografía del realizador y que explica la íntima y extraña relación entre los dos protagonistas desde el punto de vista de Mia Kirshner (*).

El speaker cumple un papel fundamental: un presentador que no “presenta” sino evoca –paralelismo con el propio realizador– situándonos en un teatro de intimidad, fetichismo, exploración y catarsis donde nada es lo que parece.

Su cine tiene una estructura de formalidad hermética (o profiláptica) dentro de un fondo de expresionismo emocional. Algo así como la intersección entre una visión exagerada de lo melodramático y folletinesco (padres, hijos, incestos, muertes) y su contrario, la pausa y ensimismamiento estético y narrativo de dos influencias reconocidas por el armenio: Antonioni y Bresson (aunque en mi opinión ambos referentes, quizás, están tomados en sus aspectos más superficiales).

Para ello colabora un clima que abunda en la sensación de contención expositiva (freno para que sus tramas no se vengan abajo por acumulación de excesos y capas de cebolla). Para ello ese aparente esquematismo no lineal del relato –que no es sino disposición de una enigmática trama y un pasado que se reconstruyen y completan al final– que proporciona una esencia depurada del sentimiento y lo psicológico. Una disposición narrativa basada en la coincidencia y el tono reflexivo e íntimo. Una forma de acercarse al trauma mediante la reiteración y el azar calculado en un metraje reincidente que consiste en ordenar las piezas desordenadas como si el propio film, y su atmósfera, fueran memoria u obsesión.

Incluso el uso de la música está relacionado con esa estructura de capas. La partitura no se basa en el aspaviento de un John Williams de repunte y constatación sino en una marea climática que forja un escenario de repetición y resonancia ajustándose como una segunda piel a la estructura de ecos, y estados de ánimo, del guion.
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“Creo que una de las formas musicales más potentes es la noción de tema y variaciones. En determinadas escenas aludes a otros momentos que ya se han visto antes, y entonces puedes exagerar, amplificar o reiterar de un modo muy melancólico un tema o una idea que adquieren un sentido distinto porque han sido reposicionados dentro de la historia”. Atom Egoyan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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