No puedo comprender ,aunque lo intento, cómo se puede actuar tan mal como lo hace Jordi Mollá en esta película, aunque a decir verdad pocas actuaciones medianamente correctas le recuerdo en su carrera. Ariadna Gil está también bajo mínimos, aunque por lo menos lo intenta.
La película en sí poco aporta y podría utilizarse en las escuelas de cine español para enseñar lo que no se debe hacer con una cámara en las manos.
Tomando como base películas como El Resplandor, Los otros o El sexto sentido, el director intenta una especie de híbrido que resulta totalmente fallido de principio a fin.
Lo mejor sin lugar a dudas es el rostro enigmático de Mar Sodupe, que por sí sola produce más inquietud que el resto de la obra.
No merece la pena perder el tiempo.