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Voto de el pastor de la polvorosa:
8
Drama En el corazón de las estepas de Anatolia, un asesino intenta guiar a un equipo de policías hasta el lugar donde enterró al cuerpo de su víctima. En el curso de este viaje, una serie de pistas sacarán la verdad a la superficie... (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, irónicamente titulada Érase una vez en Anatolia, es un retrato de grupo como los que pintaban Rembrandt o Hals, que encarnan para nosotros el espíritu de un lugar y una época. En este caso el retrato está trazado desde el punto de vista, escéptico, desilusionado y vagamente culpable, de uno de los personajes, un médico divorciado recién recalado en la Anatolia profunda; y arroja una luz muy poco favorable sobre sus habitantes, y sobre la vida humana en general.

La película tiene un ritmo lento y pausado, pero la evolución del balance entre lo que se nos cuenta, lo que se nos deja intuir y lo que ignoramos como espectadores mantiene el pulso narrativo, aderezado por un excelente sentido de la composición.

No se trata de un ejemplo de cine primitivo y exótico, ni tampoco experimental (como pueden hacer creer algunas críticas): por el contrario, es una película novelesca y occidentalizante, que sigue una investigación policial en la estela de los relatos de Leonardo Sciascia, por ejemplo, aunque sin su rapidez.

Como en ellos, más importancia que la historia criminal en sí misma tiene el análisis de los comportamientos de los funcionarios, que sirve para trazar el retrato psicológico individual y, por extensión, sociológico. El retrato de conjunto desborda lo costumbrista y evoca una desesperanza universal. Destaca la compasión con que están vistas las mujeres jóvenes y un niño, juguetes del infantilismo y la vanidad de los hombres: en ellas y en él se hace más evidente el contraste entre la belleza y la futilidad de la vida.
el pastor de la polvorosa
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