Extraño experimento de John Ford en el que rinde homenaje a la dura vida en el mar y a la camaradería entre los marineros.
Con guión de Dudley Nichols basado en cuatro obras teatrales de Eugene O'Neill, la película sitúa a un grupo de navegantes en diversas situaciones emocionales y dramáticas con la amistad como fundamento dentro de un escenario claustrofóbico en el que hay cabida para melopeas, tensas discusiones, tormentas, bailes a ritmo de tonadillas irlandesas, recelos y salmos evocativos.

Es un film de tono pesimista y ambiente nocturnal, brumoso, una obra insólita en cuanto a la realización dentro de la filmografía de Ford, utilizando encuadres y angulaciones de cámara muy poco habituales en su usualmente sobrio estilo visual, algo en lo que seguramente tuvo mucho que ver el trabajo del mítico operador Gregg Toland, quien aparece en los créditos iniciales al mismo nivel que Ford y que muestra sus huellas de ascendencia expresionista con una turbadora imaginería un año antes de su mítica asociación con Orson Welles en "Ciudadano Kane" (1941).

Dentro de un reparto coral y eminentemente masculino destaca un sensacional Thomas Mitchell como personaje de mayor peso en la trama, llamando la atención la presencia de un atípico y melancólico John Wayne en una interpretación muy alejada de su conocida tipología de héroe o antihéroe fordiano.

Nota: 7,5