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Voto de Pp Ferrer S:
5
Drama François es un joven profesor de lengua francesa en un instituto conflictivo, situado en un barrio marginal. Sus alumnos tienen entre 14 y 15 años, y no duda en enfrentarse a ellos en estimulantes batallas verbales; pero el aprendizaje de la democracia puede implicar auténticos riesgos. Al comenzar el curso, los profesores, llenos de buenas intenciones, deseosos de dar la mejor educación a sus alumnos, se arman contra el desaliento. ... [+]
13 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco por que hay algunas películas que alcanzan una alta valoración después de un premio en un festival famoso, cuando en realidad esa película pasará a la ignorancia en un tiempo no muy lejano. Y puestos a comparar “Rebelión en las aulas” y “El club de los poetas muertos” después de muchos años todavía se siguen poniendo como ejemplo de películas que tratan el tema de la enseñanza.
La película tiene un interesante guión que cinematográficamente está bien tratado. Y es este guión el que llega a un determinado público, por otra parte frecuente, formado por profesores que gustan de asistir a las salas de cine. En mi opinión, salvando a algún padre componente de algún consejo escolar, esta película no le va a gustar a demasiada gente. Y a mi entender, a los alumnos de la E.S.O. que voluntariamente vayan a verla las más de dos horas de duración les van a aburrir.
Y vuelvo al guión, que basado en una novela, cuenta, no los problemas, si no sólo algunos problemas que se plantean hoy en la enseñanza en los centros con abundancia de alumnos procedentes de diferentes etnias. Faltan otros, entre ellos agresiones al profesor tanto por parte de alumnos como de padres, acoso escolar, drogas, robos y otros que en ese tipo de centros son tan frecuentes como “no tengo ganas de leer”, “me tiene manía” y el tuteo al profesor. De acuerdo que el tema tratado, y como se trata, da mucho que pensar y de que hablar, pero eso fuera de la sala de cine.
Mientras estoy sentado en mi butaca de cine yo lo que veo (es cine) son una serie de planos que pasan rápidos para darme muchos puntos de vista de un aula en sí pequeña, y esa serie de planos están bien hilvanados para que yo vaya entendiendo pequeñas historias que en ese espacio se desarrollan. Hasta aquí, admitámoslo, bien.
¿Pero que pasa con esa cámara que se mueve de manera compulsiva nada más empezar la clase? Parece que está llevada a mano, amateur, documental. Pero no, está perfectamente colocada sobre sus mecanismos y angulada según una iluminación global que para nada corresponde a un documental. Los movimientos son caóticos en las reuniones de profesores, como el ojo alguien que mira rápidamente a distintas partes. Pero el ojo no trabaja así. El ojo tiene una especie de estabilizador de imagen y un sistema nervioso de relación de imágenes que aunque vayamos corriendo no vemos las cosas a saltos, y si estamos en una reunión y pasamos la mirada de un punto a otro no vemos una imagen borrosa entre ambos puntos. En definitiva, la cámara en mano necesita llevarse con cuidado y después en el montaje corregir los errores.
Y en el cine, en la historia del cine, han existido grandes intérpretes (no hace falta que cite a nadie). ¿Por qué tengo que aceptar como buena interpretación la de unos intérpretes no profesionales? Lo hacen, interpretan mejor que en una función de colegio, y basta.
En definitiva, una buena película no es un buen tema y ya está, es otra cosa.
Pp Ferrer S
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