Cuando oí hablar de una película sobre una estafa de los 70, en la que los protagonistas eran Bradley Cooper, Christian Bale, Amy Adams y Jennifer Lawrence y que era la película más nominada al Oscar, no podía permitirme perdérmela, por nada del mundo. Ahora veo que no tenía por qué haber sido así.
El principio de la película ya me chirría un poco. Quizá sea la barriga de Christian Bale, o los rizos de Bradley Cooper, no sé. Lo que está claro es que no es el escote de Amy Adams. La película sigue y me sigue chirriando más. Lo cierto es que no me parece nada mala, sin embargo, no era lo que me esperaba. Además, el doblaje no ayuda mucho. Nada, vamos.
David O. Russell vuelve a contar con sus actores fetiche para una historia bastante buena, pero un guión mejorable. La propuesta es muy interesante y atrayente, pero acabas aburriéndote al ver que puede ser un intento de copia al maestro Scorsese. Tiene momentos muy memorables, como el beso en el baño entre Adams y Lawrence, pero hay que decirlo, me ha decepcionado bastante.
En cuanto a las interpretaciones, Christian Bale no me ha gustado, algo sorprendente teniendo en cuenta lo gran actor que es. Bradley Cooper nunca me ha gustado, así que no opino. Y los demás están bastante mejor, sobretodo ese papel que hace Jennifer Lawrence de loca desquiciada.