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Voto de Juan Roures:
8
Fantástico. Aventuras. Acción Precuela de la trilogía "El Señor de los Anillos", obra de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf y de trece enanos, el hobbit Bilbo Bolsón emprende un viaje a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los Enanos. Finalmente, en las profundidades de la Tierra, encuentra el Anillo Único, hipnótico objeto que será ... [+]
1 de enero de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
(crítica completa, con imágenes, explicaciones, simbolismo, universo Tolkien, y todo lo que puedas esperar en: http://laestaciondelfotogramaperdido.blogspot.com.es/2012/12/guia-de-el-hobbit.html )

Durante años, las únicas adaptaciones cinematográficas de El Hobbit, la clásica novela fantástica de J. R. R. Tolkien, fueron un extraño cortometraje checoslovaco de 1966 y un mediocre film animado de 1977, con lo que superar esto era fácil. Pero cuando Gillermo del Toro anunció que dirigiría la adaptación cinematográfica definitiva de El Hobbit miles de fans de todo el mundo se pusieron alerta: el director de El laberinto del fauno (2006) no parecía el ideal de fidelidad al autor inglés. Sin embargo, el estudio MGM quebró, el rodaje se postergó y del Toro se retiró de la dirección tras tres años de preproducción. Para alivio de todos, Peter Jackson (que, de hecho, había pensado en rodar El Hobbit antes que El Señor de los Anillos pero no pudo por problemas de derechos) tomó el relevo. Además, Frank Walsh y Philippa Boyens se unirían a ambos en la escritura del guión, Alan Lee y John Howe sería los artistas conceptuales, Andrew Lesnie el director de fotografía y Howard Shore el compositor. Todos habían realizado trabajos sublimes en la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-2003) y su nueva colaboración era un éxito seguro.

Pero no todo era tan fácil. El Hobbit es una obra que precede a El Señor de los Anillos tanto fuera como dentro de la historia y consta de una historia bastante simple: un reino por recuperar y trece Enanos con la misión de hacerlo. Tolkien la escribió veintidós años antes que su famosa trilogía pensando fundamentalmente en los niños y sin tener en mente toda la mitología que avalaría ésta. Y el resultado cinematográfico depende mucho de esto: El Hobbit es más infantil y menos trascendental que El Señor de los Anillos, pero, aún así, todo un espectáculo inolvidable.

Y los productores lo sabían bien. Por eso anunciaron que el libro daría lugar a dos películas, lo que permitiría explorar historias de la Tierra Media que no aparecen en el libro y alcanzar una mayor conexión con El Señor de los Anillos. Lo que nadie esperaba era una nueva trilogía a partir de un libro de unas trescientas páginas. Los motivos fueron, tanto las obvias ventajas económicas, como el hecho de que Jackson había rodado mucho material y no quería dejar nada de lado. Viendo el montaje de este primer film, aun no estoy seguro de que fuera la decisión más correcta, pero confío en Jackson.

El film también ha mejorado partes del libro, haciéndolas más entretenidas y asequibles para el gran público sin por ello descontentar a los fans. Los Enanos se vuelven más atléticos, activos y poderosos de lo que los mostraba Tolkien, mientras que los Elfos son menos repelentes que en el libro y más acordes a la idea de ellos que transmiten El Señor de los Anillos y la mitología tolkiana en general. Menos acertada es la estética de videojuego de algunas escenas y la busca de efectismo de otras. De modo más sutil y cuidado, El Señor de los Anillos lograba ser más impactante y emotiva.

De hecho, el principal bache de El Hobbit: un viaje inesperado es su guión y, considerando que el único nuevo es del Toro, no puedo evitar mirarle con malos ojos. Algunas escenas son demasiado largas y carentes de contenido (como la introducción con los Enanos en la casa de Bilbo), otras incluyen conversaciones poco acertadas (como el primer encuentro entre Gandalf y Bilbo) y otras son directamente pésimas, especialmente al intentar introducir el humor por todas partes rompiendo a menudo con el tono de la obra. Esto se debe sin duda a la idea de hacer un film más entretenido y apropiado para los niños, aunque, pese a todo, no es recomendable para menores de trece años.

De todos modos, lo que realmente conecta a El Hobbit con El Señor de los Anillos es el empleo de una aventura fantástica para llegar al corazón de los espectadores con una historia que, en realidad, nos es muy cercana: el amor al hogar y la necesidad de tener un lugar al que volver pese a las muchas aventuras que vivamos. Bilbo lo tiene, pero los Enanos no. Hace tiempo que su hogar les fue arrebatado de las manos cuando el Dragón Smaug invadió la Montaña Solitaria y desde entonces han vagado sin rumbo. Los Enanos saben lo que es sentirse desplazados: ya en su creación, fueron obligados a permanecer bajo tierra para que fueran los Elfos quienes pisaran la Tierra Media por primera vez. A fin de cuentas, fueron creados en secreto por el Valar (Dios) Aüle el Herrero y eso no entraba en los planes del Dios supremo Ilúvatar. Quizá desde entonces han estado malditos por asuntos superiores a ellos mismos: sus dos grandes emplazamientos, Moria y Erebor, están en manos de un Balrog y un Dragón, semidioses Maiar (al igual que los Magos). Sólo cuando Bilbo entiende esto, descubre que el éxito de Thorin y compañía le incumbe más de lo que imaginaba.
Juan Roures
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