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España España · Málaga
Voto de Nuño:
4
Drama En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos. (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2014
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
«El sadomasoquismo forma parte del hombre. Existía en la época de Sade y existe hoy, pero esto no es lo que me interesa. Me importa el sexo como metáfora de la relación entre poder y sumisión. Todo el razonamiento de Sade tiene una función muy específica y clara: la de representar lo que el poder hace del cuerpo humano; el desprecio al cuerpo humano, la anulación de la personalidad del otro».

Pier Paolo Pasolini

...

Pasolini enlaza la vejación física a la opresión fascista. Anuda ambos conceptos, reduce significados colaterales, y muestra el poder y la perversión como elementos binómicos consecuentes e inseparables.

Admito que no me impresiona esta película. Nunca me ha revuelto el estómago. ¿'Saló' muestra escatología, cochambre, vicio e inmundicia, de forma muy explícita? Sí, pero no deja de ser una 'representación'; un envoltorio.

Yo lo percibo como lo que es: una alegoría sobre lo que realmente es execrable; el totalitarismo y la esclavitud moderna. Lo demás son tildes, subrayados, dedos señalando; una ficción. Echar un ojo a las noticias es mucho más turbio.

Percibo la construcción del lugar. Los señores, como pérfidos fascistas. Las prostitutas, como inmundas ideólogas. Los jóvenes, como inocencia violada y casi despojada de vida. Ese puño al aire antes de morir, la resistencia. La mansión, simbolizando la opresión tiránica, el espacio infranqueable.

Percibo todo eso.

Y tengo siempre la sensación de estar asistiendo a un tablero de juego; en el que, al suprimir la personalidad individual y acentuar la austeridad interpretativa, las personas quedan como fichas. De hecho, dudo mucho que la meta de Pasolini fuese 'revolver el estómago por lo que ocurre' tanto como exponer la ferocidad de las reglas del juego dictatorial; o sea, el cómo juegan, más que el recreo en sí.

¿Dónde está el problema, pues?

En mi opinión, el valor de un símbolo, de una alegoría, de una metáfora, duplica, triplica o resta su valor dependiendo del grado de sofisticación, de ingenio o de originalidad con que se presenta. Buñuel era un maestro en esto.

Los símbolos de Pasolini son zafios y fáciles, ¡ojo! en su forma, no en su valentía. Redundantes y evidentes. Desprovistos de agudeza. La forma más evidente de mostrar que el pueblo come mierda; es hacer que una chavala se trague una mierda (que es falsa, evidentemente).

Buñuel era ácido y mordaz. Tenía talento y agudeza para ser tajante, pero no evidente: podía burlar al opresor y que éste, estupidizado, no se diese cuenta, debido a su escasa sensibilidad. Pasolini era agrio, pero se limitaba a gritar, bien fuerte, bien alto: '¡hijos de puta!'

Puede ser valiente, puede ser honesto, puede tener toda la razón del mundo. Pero esas palabras están al alcance de cualquiera.

Gracias.
Nuño
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