Y efectivamente, el hombre es un palurdo cobardica que tiene un trauma del pasado porque otro hombre lo violó, lo que le hace dudar de su sexualidad, y ahora tiene transfobia y homofobia interiorizadas por no aceptarse y avergonzarse de sus inclinaciones sexuales; total, que te lo acaban poniendo como el malo, un hombre que quiere que lo traten y lo vean como a un hombre, como a un machote heterosexual. O sea, que los efectos de las inclinaciones sexuales reprimidas del protagonista en la sociedad que lo rodea son más graves en esta serie que el comportamiento de la acosadora, un comportamiento a todas luces delictivo.

Al final la víctima de acoso comprende perfectamente a su acosadora, porque encuentra entre los MILES de audios que le enviaba uno donde cuenta su mierda de infancia. Con eso queda todo justificado, es otra víctima de la sociedad, hay que protegerla aunque esté como una puta regadera y sea peligrosa.

Yo no entiendo a Netflix, ni sé hasta cuando va a seguir produciendo estos mojones.