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Voto de David Mudarra:
6
Drama Rebecca (Natalie Portman), una joven estadounidense que vive en Jerusalén desde hace unos meses, acaba de romper con su novio. Sube al taxi de Hanna (Hanna Laslo), una mujer israelí que debe ir a Jordania, a la Zona Libre, a recoger una importante cantidad de dinero. Cuando llegan a su destino, Leila (Hiam Abbass), una mujer palestina, les explica que "el Americano" no está y que el dinero ha desaparecido. Una road-movie en Oriente ... [+]
15 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta peli empieza en Jerusalén, continúa hacía Jordania y finaliza entrando en Palestina. Protagonizada por la maravillosa Natalie Portman, la cual, sigue creciendo y evolucionando prodigiosamente. Y dirigida por Amos Gitai, uno de esos realizadores con voz propia, que se aleja de los circuitos comerciales habituales y que suele escribir sus propios guiones.
Me encontré ante una road movie de libro, vamos de manual, que además transita por unos paisajes poco habituales en las pantallas del cine y bastante habituales en las pantallas de televisión y en los telediarios. Una road movie donde las mujeres son las protagonistas absolutas pero no con el estilo salvaje de Thelma y Louise sino que su amistad y relación es mas pausada y creativa e incluso contradictoria, por el tema generacional.
Teníamos pues unos mimbres de lo más atractivos que nos deberían deparar una película deliciosa, sin embargo, algo no funciona. El ritmo narrativo de Gitai para mi gusto es demasiado pausado y lento. Una cosa es que quieras que la evolución de los personajes sea bien percibida por el espectador a través de sus conversaciones, gestos y miradas. Y otra muy diferente es que te recrees en los pensamientos y silencios, provocando un tedio y distanciamiento excesivo.
Nos encontramos con momentos verdaderamente intensos como la charla entre Natalie Portman y el americano. Imágenes potentes como la del pueblo en llamas. Secuencias muy intimas como la de las tres mujeres en el coche vibrando con la música. Pero le falta continuidad en la emoción y a veces incluso se hace demasiado obvia.
De todos modos, es necesario que entre tantos Supermanes de diseño y Scaries Movies veraniegas, se haga este otro tipo de cine que busca la emoción, la mirada y la palabra. Un cine intimista y comprometido con los personajes y que presta más atención al contenido que al continente. Cine eso sí minoritario y arriesgado pero que hace crecer al séptimo arte. Lástima de todas formas que esta “Zona libre” prometa más de lo que finalmente nos da.
David Mudarra
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