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Madagascar Madagascar · París, Texas
Voto de Hanshiro Tsugumo:
9
Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
4 de octubre de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi la última obra de Kubrick, al año siguiente de su estreno, aún era apenas un preadolescente, o me faltaba poco. No la vi entera, pero vi algo especial, algo de enorme interés que todavía no alcanzaba a comprender, pero si tuve los suficientes dedos de frente para reservar su visionado para cuando fuera adulto, porque tenía la impresión de que me estaba perdiendo algo grande. El momento llegó.

Lo primero que pide el cuerpo es decir que es una obra “lynchiana”, pero eso es un error garrafal. Lynch nos da las claves en los propios personajes, en los diálogos, y raramente en algún objeto que siempre se muestra de forma clara para que el espectador lo relacione como una pieza del puzle (como la llave extraña de “Mulholland Drive”). Sin embargo, “Eyes Wide Shut” es una película de segundos planos. Si nos centráramos en los personajes y diálogos nos perderíamos irremediablemente. Las claves están en el fondo de cada escena, en los colores (simbolismo del rojo pasional y verdadero y el azul racional e hipócrita), en algunos objetos que permanecen normalmente formando parte del fondo o del decorado, ya sean símbolos como pentagramas invertidos como parte del mobiliario, espejos, juguetes y un largo etcétera. Un ejemplo muy destacable es el artículo de periódico que se muestra, en determinado momento, durante los pocos segundos que se tarda en leer el titular, pero al congelar la imagen y leer el artículo completo, cosa imposible en el transcurso de la película, podremos ver que aporta el pegamento que faltaba para unir muchas piezas del puzle. Esa es la dinámica, ver fotograma a fotograma con lupa para poder comprender el mensaje.

Aun así, para comprender la película también hay que recurrir a la literatura, concretamente ”Los archivos de Stanley Kubrick” y “Kubrick”, de Michael Herr. Y es que se hace imprescindible conocer mejor la mentalidad y obsesiones de Kubrick para alcanzar la comprensión de su obra más compleja. Pero resulta que con todo esto, jamás podríamos llegar a la totalidad de la comprensión de esta película, porque siempre quedan puertas abiertas a la libre interpretación.

Teorías conspiranoicas aparte, Kubrick nos muestra su visión del mundo, de la fachada que se muestra al público en contraposición con la oscura realidad. El poder de ambos sexos con el opuesto, el dinero con el que “comprar” una mujer hermosa que mostrar al mundo, un trofeo, y como dicha mujer accede al trato. De esta manera, se muestran distintos tipos de prostitución, pero que para el cineasta son en realidad lo mismo. El dinero lo puede todo, de hecho, el protagonista no para de derrochar billetes durante todo el metraje, sin cortarse un pelo. Las máscaras de expresiones satíricas son la cara verdadera, la que permite mostrar los deseos abiertamente, al contrario que las caras que se esconden tras las máscaras, las que se muestran en el día a día y que son pura fachada que oculta la realidad. Magnífica la escena de la ceremonia, entre muchas otras.

No hay absolutamente nada casual ni sobrante en las dos horas y media de metraje. Cada fotograma está minuciosamente estudiado hasta el más mínimo detalle, y todo lo que aparece en escena es relevante, por muy desapercibido que pase. Las modelos que coquetean con Bill quieren llevarlo “al final del arcoíris”; qué casualidad que la tienda de disfraces se llame “Rainbow”. Otro detalle que me viene a la memoria es cuando en la tienda de disfraces, la hija del dueño susurra algo inaudible al oído de Bill. Dice algo así como que debería elegir una capa que esté forrada de armiño. Constituye así una pieza clave del rompecabezas, a pesar de pasar desapercibida, como otros muchos detalles, e inapreciable en un visionado normal, sin estudiar cada centímetro cuadrado de pantalla a cada segundo. En efecto, se puede deducir qué personajes de los que aparecen estaban en la ceremonia o quiénes saben al menos de su existencia, además del pianista, obviamente. Pianista que tiene por nombre Nightingale, o dicho en español: ruiseñor. A Bill “le dice un pajarito” que existe tal evento. Nada es casual, todo es fruto de un perfeccionismo y control enfermizo de Kubrick sobre el más mínimo detalle.

Se pueden extraer miles de mensajes, miles de conclusiones, y también miles de preguntas, de la que probablemente sea la obra cinematográfica más compleja y detallada de la historia. A la vez, es técnicamente impecable, especialmente una fotografía muy cuidada y una banda sonora increíble. El reparto es de alto nivel, aunque Nicole gana a Tom, pero a su favor diré que es una de las mejores actuaciones de Tom Cruise. Un suspense de altura, que me tragué casi sin pestañear. Y no es para menos. Antes de abandonar este cruel mundo terrenal, Kubrick nos transmitió qué le había parecido la experiencia. El mundo según Kubrick.
Hanshiro Tsugumo
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