Hay poco o nada que pueda añadir a anteriores críticas. Robert Wise demuestra ser un director de referencia, a pesar de no ser tan conocido hoy en día como otros directores, y cada película suya que veo me crea la necesidad de ver otra más. Excelente fotografía y ritmo narrativo. Toda la historia en tiempo real. Un combate absolutamente épico, que deja en evidencia cualquier otro combate de boxeo visto en el cine. El peregrinaje de Audrey Totter. La magnífica interpretación de Robert Ryan, otro que se me descubre como uno de los grandes sin la fama ni el reconocimiento que debería tener. El toque noir que impregna todo el metraje. Los peculiares espectadores. Una duración muy apropiada de poco más de una hora y diez minutos, que invita al visionado y esquiva al bostezo.

Todo eso está muy bien y ya lo sabemos todos los que hemos visto esta joya oculta. La única razón por la que añado otra crítica más al ovillo, es para decir que es la mejor película de boxeo y una de las mejores películas de cine negro que he visto jamás.