Estaba viendo hoy el primer capítulo de nuevo y me sorprendía del tono amable del mismo; de cómo Walter White pasa de ser ignorado y burlado por todos a sentirse 'vivo' como dice al final y a tener el control sobre su vida, que desde este momento se convierte en vida delictiva.

Quizá la primera temporada sea algo lenta, pero a partir de la segunda, y sobre todo en la última temporada, el guión se vuelve cada vez más enrevesado y brutal. Porque, a pesar de ese principio con un final casi de western en el desierto, la serie es un dramón. Un dramón espectacular construído a partir de dos personajes muy realistas que evolucionan con la trama y mantienen una relación muy complicada. Unos muy interesantes personajes secundarios. Giros de guión. Conversaciones demoledoras. Música muy bien elegida. Un acercamiento por dentro al mundo de la droga y mucha química.

Ppr todp esto y más, esta serie nos muestra mucho más que la transformación de Walter White a Heisenberg (inspirado en el gran físico cuántico del siglo XX). Pocas películas (por no decir ninguna) son tan demoledoras como los últimos tres capítulos de la última temporada. Como ocurre con Dexter (mi otra serie preferida), un gran mérito es que te encariñes con un delincuente, le justifiques todo tipo de actos injustificables y quieras que no le pillen.

Gracias por esta serie a Vince Gilligan y a todo el equipo y felicidades por los merecidos halagos.