Una de las grandes obras del cine español a reivindicar en cualquier época. Lazaga realiza una de las películas más representativas de los valores de una época (la de la posguerra), donde mediante la figura del Paco Martínez Soria nos traslada a la modernidad y a los grandes vacíos que esta atesora. Lazaga no nos habla de clases sociales, sino de valores, de familia y de lo que nos une, más de lo que nos separa. En un mundo en el que la información de los medios está polarizada (no solo entre izquierda y derecha) en cualquier tema que toque: o estás de acuerdo o estás en contra, mensajes como el que lanza esta película, donde los vínculos son la única bandera son necesarios. Además, el inteligente uso de la comedia en combinación con el drama, sin caer en sentimentalismo o exceso de estética, hacen que la verdad brille. Estamos ante algo auténtico.

La gente no suele tener en consideración la figura de Martínez Soria, cuando debería ser una de nuestras figuras más reconocidas. La he visto en varias décadas (la última, la de 2020), y siempre ha dejado en mí el mismo poso de plenitud, de estar ante una obra total.