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Voto de paki:
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Drama
México. Estado de Chihuahua. Comunidad de los Menonitas. Johan, casado con Esther, con la que tiene siete hijos, vive desde hace dos años una historia de pasión con Marianne. Entre sus dos vidas, sus dos mujeres, la elección es imposible. Confiesa su situación a su amigo Zacarías y a su padre, que es predicador y considera que la vida de su hijo se halla bajo la influencia del diablo. Sin embargo, los dos lo apoyan, lo compadecen. Y lo envidian... (FILMAFFINITY) [+]
21 de mayo de 2010
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy difícil medir el tiempo, tal vez porque su característica primordial es la relatividad. Su percepción es variable y directamente proporcional a tu grado de felicidad y satisfacción: cuando estás bien, vuela; y cuando estás incómodo se detiene. Lo que sabemos, y no debemos olvidar, es que es oro. Es decir que tiene un valor extraordinario porque es la medida en que se cuenta nuestra vida. Por eso es bueno no desperdiciarlo, aunque, lo mejor de todo es conocerlo, atraparlo y disfrutarlo. Que no se te vaya de entre los dedos como arena, sin poder atrapar los instantes de vida que encierra. Y que el estrés de todos los días y las urgencias de los horarios no deje impregnada toda nuestra existencia de una prisa que no nos deje saborear, paladear y atesorar el tiempo en todo su esplendor. Como el lujo exquisito que es. Y nos atragantemos con él, perdiéndonos todo su sabor, como el que engulle en vez de comer.
Todo eso es muy difícil, pero hay que intentarlo. Esforzarse por conseguirlo. Proponérselo. Ejercitarse. Esta es una película para ejercitar la paciencia, para degustar las imágenes, para ver un amanecer completo o un crepúsculo en tiempo real. Al principio te costará. Intentarás empezar a contar estrellas, o a fijarte en un árbol para ver como cambia la luz. Te esforzarás por intentar aprender algo de ello, percibir, escuchar, participar, hacer algo... No. Déjate llevar. Aguanta. No tienes prisa. Lo bueno de ver amanecer, es que amanecerá, con tu participación o sin ella, así que disfruta y no hagas nada.
Esta es una película bellísima, impresionante, emocionante y original. Pero tienes que "trabajártela". Tienes todo el tiempo del mundo, ya no tienes prisa, no va a sonar el reloj, nadie te espera y no tiene nada más importante que hacer que relajarte y verla. No te angusties tú, ni les agobies a ellos. Trata de gente tranquila que vive del campo, como quien dice, esperando, pacientemente, a que la semilla arraigue, crezca, madure y sea recogida. Y, mientras tanto, se vive, se convive, se medita y se reza. Y tienen ese estilo de vida anticuado y extraño para nosotros del que vive con el ritmo de la naturaleza: se mira mucho al cielo y poco al reloj; y los ciclos de las personas y la comunidad laten con los de las estaciones, las lluvias, el sol, el día y la noche. La luz silenciosa. Y tú de testigo. Merece la pena. Lo que estás viendo es importante. O no. Pero está vivo. Late. Aunque te cueste incorporarte a ese ritmo. Eres una iguana paciente esperando, sin prisa, a zamparte una preciosa película...
Todo eso es muy difícil, pero hay que intentarlo. Esforzarse por conseguirlo. Proponérselo. Ejercitarse. Esta es una película para ejercitar la paciencia, para degustar las imágenes, para ver un amanecer completo o un crepúsculo en tiempo real. Al principio te costará. Intentarás empezar a contar estrellas, o a fijarte en un árbol para ver como cambia la luz. Te esforzarás por intentar aprender algo de ello, percibir, escuchar, participar, hacer algo... No. Déjate llevar. Aguanta. No tienes prisa. Lo bueno de ver amanecer, es que amanecerá, con tu participación o sin ella, así que disfruta y no hagas nada.
Esta es una película bellísima, impresionante, emocionante y original. Pero tienes que "trabajártela". Tienes todo el tiempo del mundo, ya no tienes prisa, no va a sonar el reloj, nadie te espera y no tiene nada más importante que hacer que relajarte y verla. No te angusties tú, ni les agobies a ellos. Trata de gente tranquila que vive del campo, como quien dice, esperando, pacientemente, a que la semilla arraigue, crezca, madure y sea recogida. Y, mientras tanto, se vive, se convive, se medita y se reza. Y tienen ese estilo de vida anticuado y extraño para nosotros del que vive con el ritmo de la naturaleza: se mira mucho al cielo y poco al reloj; y los ciclos de las personas y la comunidad laten con los de las estaciones, las lluvias, el sol, el día y la noche. La luz silenciosa. Y tú de testigo. Merece la pena. Lo que estás viendo es importante. O no. Pero está vivo. Late. Aunque te cueste incorporarte a ese ritmo. Eres una iguana paciente esperando, sin prisa, a zamparte una preciosa película...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y entonces podrás ver como una mujer empieza a romperse por el dolor. Desde la primera punzada de angustia y de tristeza. Como va creciendo en su interior. Despacio pero desoladamente. Como está a punto de llorar a borbotones, hasta morirse. Hasta explotar. Y como sale corriendo para hacerlo en soledad. Bajo la lluvia. Casi diez minutos de lágrimas, de lluvia, de dolor, de desesperación. Puedes sentirlo. Sabes que le está reventando dentro, pero que no puede parar, un llanto de diluvio bajo una lluvia torrencial.
O podrás asistir, paso a paso, a una despedida de amantes. Minuto a minuto. Desde que la ves amontonando palabras en su cabeza, tomar aliento, dudar, desistir, aceptar y firmar la sentencia de cruz: "Esta ha sido la última vez..."
O ver una charla de hombre a hombre, de padre a hijo, en toda su pasmosa crudeza y verdad: "Todos te odiarán, nunca debiste haberlo hecho, nadie te perdonará, estarás condenado para siempre... Te envidio..."
En fin, una belleza. Y para disfrutarlo no tienes más que ponerte a ello. Con la sangre gorda. Como un reptil al sol. Sin prisa. De lo que te van a hablar es del amor, de la pasión, del deber, de la lealtad, de la ternura, de la fidelidad, de la bondad, de la vida y de la muerte... La sustancia de la que están hechas todas las cosas, aunque, a veces, no tengamos tiempo, ni paciencia, para verlas... Luz, silencio, disfruta...
O podrás asistir, paso a paso, a una despedida de amantes. Minuto a minuto. Desde que la ves amontonando palabras en su cabeza, tomar aliento, dudar, desistir, aceptar y firmar la sentencia de cruz: "Esta ha sido la última vez..."
O ver una charla de hombre a hombre, de padre a hijo, en toda su pasmosa crudeza y verdad: "Todos te odiarán, nunca debiste haberlo hecho, nadie te perdonará, estarás condenado para siempre... Te envidio..."
En fin, una belleza. Y para disfrutarlo no tienes más que ponerte a ello. Con la sangre gorda. Como un reptil al sol. Sin prisa. De lo que te van a hablar es del amor, de la pasión, del deber, de la lealtad, de la ternura, de la fidelidad, de la bondad, de la vida y de la muerte... La sustancia de la que están hechas todas las cosas, aunque, a veces, no tengamos tiempo, ni paciencia, para verlas... Luz, silencio, disfruta...