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España España · Madrid
Voto de paki:
8
Western Will Penny es un vaquero veterano que se encarga de vigilar las lindes de un gran rancho. Un día, al regresar a su cabaña en las montañas, descubre que ha sido ocupada por una mujer que se dirigía a Oregón con su hijo para reunirse con su marido, pero que ha sido abandonada por su guía. Incapaz de echarlos en medio del crudo invierno, accede a compartir la cabaña con ellos. (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta debe ser una de las últimas películas del Oeste clásico y mitológico. El de las interminables llanuras, los terribles desiertos y los desfiladeros vertiginosos por donde circulaban ganados, caravanas, soldados, indios y, sobre todo, vaqueros. El cowboy era el protagonista principal de la mayoría de las películas del Oeste que recordamos. "Una de vaqueros", decíamos nada más oír la musiquita característica o ver el primer fotograma en la pantalla. A mi siempre me gustaron muchísimo. No hubo galán, guaperas, chulazo ni tío varonil y bien plantao que no se pusiera sus "vaqueros" y se fuera a recorrer Oregon, Nebraska, Texas o, mi preferida, Salt Lake City. Y qué bien lo hacían todo, y con qué fuerza y naturalidad a la vez, desde matar al malo hasta besar a la rubia, todo lo que hacían parecía fácil y resultaba perfecto.

Destilaban seguridad, confianza, experiencia y honradez por los cuatro costados de sus sudorosas camisas pardas. Un prototipo de hombres libres, solitarios y fuertes que se perdían en el horizonte a lomos de su caballo, como centauros del desierto, en el crepúsculo.

No parecía que les importara mucho el futuro en esos tiempos turbulentos, en que el retiro o la jubilación dependía de que no se cruzara una bala o una flecha que ese día llevaba su nombre escrito. Pero ésta es una película crepuscular y aquí el Oeste está explorado, conquistado, colonizado y desaparecido como género (de momento), sus modos de vida superados y el vaquero, Charlton Heston, es un hombre mayor, cansado, analfabeto, pobre y solo.

Lleva toda la vida trabajando y rodando, y, cuando conoce a una mujer y a su hijo, descubre el calor de la familia, el reposo del hogar y el encanto de la vida rutinaria y doméstica del hombre con raíces y responsabilidades.

Y es muy tentador dejarse llevar, descansar y construirse un refugio en un mundo cambiante y moderno, más inhóspito y duro para un hombre mayor, solo, pobre y analfabeto, que las Rocosas, las interminables llanuras o los abrasadores desiertos. Y para no acabar como esas cuadrillas de malotes salvajes y violentos, que eran la otra cara de esos tiempos y lugares. Creo que no, y que hasta el último momento del último rayo del crepúsculo cuando ya sea solo el último punto del horizonte, seguirá siendo el hombre fuerte, seguro, honesto y solitario que nunca pudo dejar de ser. Aunque ya no haya sitio para él y aunque ya no le dejen fumar en el saloon...
paki
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