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Voto de Bibbidiboo:
8
Animación. Fantástico. Musical. Aventuras. Comedia. Infantil Cuando una profecía condena a un reino a vivir un invierno eterno, la joven Anna, el temerario montañero Kristoff y el reno Sven emprenden un viaje épico en busca de Elsa, hermana de Anna y Reina de las Nieves, para poner fin a un gélido hechizo... Adaptación libre del cuento "La reina de las nieves". (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la maravillosa "Enredados", Disney volvió al ataque con una película que supuso todo un fenómeno social en el que aún seguimos sufriendo las consecuencias del merchandising. Mires donde mires, Frozen está por todas partes. ¿Dónde radica el inesperado éxito de esta película?

Primeramente nos la volvieron a colar con el título (primero fue "Tiana y el Sapo" en el que se cargaron el término "princesa", después sucedió lo mismo con Rapuncel, para acercarla al público masculino, y como la fórmula funcionaba, nos metieron "Frozen" que así de primeras es algo como más neutro en el que voy a ver no sé muy bien el qué, pero que será en el reino del hielo).

Después jugaron bien sus cartas con el argumento. Cualquier parecido con el cuento original de Andersen es pura coincidencia (en él la reina de las nieves era una villana que a su lado Maléfica era una niña maleducada). Esto no es ninguna novedad, lo llevan haciendo toda la vida, y nadie mejor que ellos saben como endulzar una historia por muy aterradora que sea. La conmovedora historia de dos hermanas, unidas por el amor fraternal, y separadas por el miedo a hacerse daño enganchó con el público más pequeño. ¿Quien no odia y ama a sus hermanos al mismo tiempo? Ellos nos sobreprotegen y a la vez nos lastiman. Los niños veían en ellas un reflejo de su propia historia, que les hacían sentirse identificados mientras que sus padres bostezaban entre palomita y palomita. No, los de Disney no pensaron en que había público adulto en la sala (eso lo hacen los de Pixar). Pero les dio igual: saben cuál es su público. Hicieron lo que sabían hacer: una animación excelente, unas canciones potentes (con filón comercial: "Let it Go" en su versión inglesa está interpretado por Idina Menzel, una estrella de Broadway, y en su versión pop por la ex chica Disney Demi Lovato), junto a un argumento en las que las aventuras se suceden encadenadas a la mascota de turno, en este caso Olaf que conectó con el público al instante con sus incongruentes pensamientos (¿qué estaban haciendo cuando diseñaron este personaje?). Pero es que la película es una gran mentira envuelta en una gran verdad: el amor lo cura todo. El ya manido tema del amor romántico cobra aquí una nueva dimensión, y para los detractores de Disney una buena bofetada, en el que por primera vez, parece que la peli va de eso, pero no, va de amor fraternal. ¿cómo te quedas? Punto para ellos. Pero no contentos con esto, nos la volvieron a colar con el villano, oculto a los ojos del espectador. Reconocerlo, inesperado totalmente. Ya se apuntaron otro tanto, y nos lo comimos. Un guión en apariencia simple nos sorprende con un par de giros inesperados y ya nos han enganchado. Y llegados a ese momento ya te dan igual los cabos sueltos.

Pero no todo podía ir bien. El personaje de Cristoff, su reno y su pandilla de trolls son meras excusas argumentales, la película hubiera funcionado igual de bien sin ellos, pero no la cuelan nuevamente y nos hacen creer que son necesarios e importantes. Claro, te encariñas con ellos desde el minuto uno. Hilar lo imposible. Sin embargo, vuelven a caer en el tópico de los huérfanos (algo innecesario, pues ya estamos acostumbrados) en el que parece que no hay un solo ser en Arendel capaz de conservar a sus progenitores. Me encantan todas las ideas locas que ha derivado de eso por parte de los fans (Tarzán es el hermano secreto de Elsa y Ana, ¿lo sabíais?).

En definitiva, tenemos que asumir que las preferencias de los niños de ahora no son como las de antes, tienen otros intereses y preocupaciones, ya no creen en el amor verdadero de por vida ni en una clara distinción entre el bien y el mal. Una película con una gama de grises que se ajusta al día en que vivimos. Una estrategia de marketing que si la calculan no les hubiera salido tan redonda. Si te deja frío, es que la magia de Elsa te congeló el corazón.
Bibbidiboo
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