Increíble, todo lo que pueda decir es poco para describir esta historia llevada al cine por el mejor director de todos los tiempos. Y lo peor de todo es que fue verdad, desgraciadamente. Esta película deberían de verla todos los niños en los colegios, distribuirla para que todos los seres humanos comprendan los errores del pasado. Mi reflexión es que el demonio en persona nos visitó a finales de los años 30, para irse en el año 45.

Llámenle Hitler, Goeth, o como quieran llamarle; da igual. Qué pudieron pensar aquellos hombres para sacarse una absurda guerra, una matanza descomunal. Que lección tuvimos que aprender para no volver a repetirlo. De qué mal peor nos salvamos el resto del mundo.

En sus principios por no mostrar ni una gota de sangre, Steven eligió filmar en blanco y negro, y acertó. Porque es una historia sucia, olorosa, repugnante, pero que forma parte de nuestra historia; y por desgracia no hace tanto. Y a lo largo de la historia el ser humano lo ha repetido una y otra vez, disfrazado en varios imperios.