Al principio, la idea es bastante buena y original: un mundo en el que se puede entrar en los sueños y manipularlos para utilizarlos como un escenario de "batalla" o de negociación criminal, además de poder crear sueños dentro de sueños. Además, son aportaciones muy ingeniosas y que me entusiasman el mundo doblado en el sueño de Ellen Page (ahora llamado Elliot Page) y la escalera de Penrose, utilizada por Escher. Esto último puede incluso resultar un elemento simbólico de la película, porque nos explica cómo ves la realidad y cómo es en realidad (obviamente, me refiero a la realidad de la película).

Prosigamos: la película llega a su punto álgido cuando se reúne todo el equipo para realizar su difícil misión y estás dudando de si Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) podrá retener el recuerdo de su mujer y que esta no interfiera en sus planes.

Entramos en los sueños: el primero te mantiene en tensión y, de hecho, la aumenta con la persecución en la furgoneta, que posteriormente se tira al agua; el segundo es un escenario diferente al anterior, aunque sigue siendo casi la misma persecución; en el tercero ya comienza la bajada de tensión, a pesar de otro buen escenario, en mi opinión; y ya, en el cuarto, todo lo conseguido se arruina, aunque este sea necesario para resolver el problema de la mujer de Cobb, es demasiado largo y parece que no acaba. Esta fue la razón por la que la película se quedó en un 8, porque Nolan quiso hacer un clímax de más de 45 minutos, si no me equivoco.

Por tanto, la película tiene una subida de la emoción desde el principio hasta el comienzo del cuarto sueño, donde empieza una gran pendiente que, en mi opinión, debería haberse evitado. Eso sí, tampoco soy quién para decir cómo habría sido mejor la película, porque seguramente no podría llegar a una buena conclusión.