Extraña la sensación que se me ha quedado tras ver este intento de comedia romántica adolescente. El argumento no es malo (aunque esté muy manoseado ya), las interpretaciones se aguantan- unas mejor que otras-, hay chistes conseguidos y otros que consiguen dar pena. Pero, sobre todo, no hay pasión. La relación de amor entre el chico guapo y la típica cerebrito feucha de instituto que se convierte en la mujer 10 por quitarse las gafas y enseñar canalillo, es fría en todo momento. La química entre Freddie Prinze Jr. y Rachael Leigh Cook es inexistente. No sé si hubiera salido algo mejor con otro director, con otra fotografía, con otros actores protagonistas,...

- Lo mejor: los malos de la función. Una odiosa y desternillante Jodi Lyn O'Keefe y un sorprendente Paul Walker, que ya apuntaba maneras del gran actor en que se ha convertido. Quizás con ellos de pareja protagonista...

- Lo peor: una historia sin azúcar, sin sal y sin limón. No hay ningún ingrediente que nos haga cambiar la cara durante la hora y poco que dura. Pese a eso, no es tan mala como para dejar de verla, se aguanta perfectamente hasta el final.