Lo peor de estas cintas es ver lo poco o nada que ofrecen antes de que llegue la acción, la puesta en escena es horrenda (recuerdo que Scream, por ejemplo, tiene un comienzo brillante, Jeepers Creepers, en fin muchas, aunque terminen estropeándose, comienzan con fuerza). Todo viene cantado y anunciando las pistas y detalles de lo que va a pasar. Una gran nadadora, jejeje, habrá agua y habrá que nadar, unos billetes manchados de sangre que aparecen en manos ¿inocentes? Papi es médico, eso nos vendrá muy bien, y él y mami acaban de perder un hijo, algo que nos abre las puertas a la violencia desmedida, al odio y la venganza. Tenemos a la hija (prota) que no sale desnudina pero se le hace una radiografía durante los primeros 20 minutos, insinuándonos tal vez que dan ganas de violarla (no se me ocurre otra cosa, de pena). El de los billetes lleva capucha mientras la gente pasa calor, un toque guay, un toque cutre. La amiga desvergonzada que contrasta con la aparente timidez y el rostro angelical de la prota y su mami, ésta última es lo mejor de la peli.

La escena de la violación, en la que el penco del director y todos los demás responsables se recrean sin arte ni gusto, es de lo peor que recuerdo en una pantalla de cine. Sobran tantos minutos..., el silencio de los secuestradores, nada es creíble y todo resulta grotesco, exagerado y gratuito al límite, eso me ha matado porque hacía un rato que estaba distraído, he tenido que dar un paseo por facebook para recuperarme.

De las incongruencias típicas (e ineludibles del género) destacan dos hechos: los invitados durmiendo como angelitos en una noche de tormenta y tras haberla liado parda, como si pensaran madrugar para ir de pesca; la sorpresa de que los padres no llamen a la policía al ver el estado en que su hija llega a casa, moribunda, violada y tiroteada.

Nada, un 2 de mala, y soy generoso.