La sutilidad del original de Feydeau no aparece nunca en esta adaptación de “Le dindon”. El dramaturgo francés, por algunos considerado el mayor genio cómico después de Moliere, fue un adelantado a su tiempo. Este vodevil francés ha sido representado en múltiples ocasiones en España, y hemos podido comprobar cómo los juegos de palabras y los diálogos hilarantes son punzadas con hilo a velocidad de vértigo, todo ello sin perder la compostura.

“Loco de amor”, como se ha traducido para nuestras pantallas, intenta recrear esa atmósfera con rapidez en las respuestas de los protagonistas, siempre preparados para la réplica más ingeniosa. Sin embargo, el secreto del éxito no solo se encuentra en las líneas de guion, sino también en el reparto que la interpreta. Y es ahí, donde la película decae. Los actores no mantienen el nivel que se supone, especialmente Boon, actor con sólida reputación en su país que resulta histriónico y fuera de lugar. Acelerado.

El hecho de no saber capitanear al equipo puede ser en parte su responsabilidad, pero Lespert tampoco es que ayude demasiado. La obra, articulada claramente en tres actos ambientados en lugares diferentes, no tiene el ritmo adecuado. Los enredos se quedan sin fuerza rápidamente, agotando su potencial. Había material suficiente como para crear un producto mejor, pero para ello era necesario respetar los silencios y las pausas, verdadero secreto del vodevil para mantener el interés del espectador.