Gerardo Gatica elige para su primera película una comedia romántica que cumple con todos lo cánones del género sin olvidar ni uno solo. Es su manera de ir con pasos cortos pero seguros, copiando el camino recorrido por otras anteriormente.

La verdad es que “Dime cuando tú” resulta siempre simpática y entrañable a pesar de que la fórmula se repite, y este chico-conoce-a-chica que nace de una manera un tanto atropellada, se desarrolla satisfactoriamente para el interés del espectador. Hay química entre los protagonistas, un Zavala que muestra una inexperiencia y una timidez que le va muy bien al personaje; y una Romo que derrocha encanto y naturalidad con la que congeniar con su pareja. Como suele ser habitual en estos casos, la trama se vale de algún amigo para mediar, un divertido Nuncio que resulta clave.

Esa lista que todo lo desencadena parece diseñar un viaje de descubrimiento personal, de esos en los que el protagonista conoce sus raíces, pero esto nunca es así. La trama apenas desarrolla esta idea al principio para centrarse inmediatamente en la trama romántica, con el desgaste que ello conlleva.

“Dime cuando tú” no es original ni lo pretende, solo intenta enamorar al público con una historia sencilla que recorre un camino muy transitado, y es ahí donde se echa en falta algún elemento diferencial por el que recordarla.