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España España · PONTEVEDRA
Voto de Skorpio:
7
Drama Tras ser captados en Mali por un ojeador de fútbol, los jóvenes Amadou y Moussa abandonan su país, escapando de la pobreza, y llegan a Madrid persiguiendo el sueño de triunfar como futbolistas. La gira que hacen por España, Portugal y el norte de Europa les mostrará las sombras del deporte rey. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre la resaca de la final de la Champions y la inminencia de la cita mundialista (que a su vez viene acompañada de intensas protestas del pueblo brasileño, las cuales, como cabía esperar, no reciben toda la atención mediática que merecen), la llegada de esta coproducción hispano-estonio-portuguesa al mercado del vídeo doméstico viene como anillo al dedo, como ese necesario jarro de agua fría que nos sirva de contrapunto incómodo a todo el esplendor de los focos y pirotecnia que despierta la máquina de amasar dinero de la FIFA cada cuatro años.

Las habitualmente cordiales relaciones entre fútbol y cine venían mostrando tradicionalmente sólo la cara reluciente de la moneda, el resplandor del "sueño balompédico", parte del conjunto del anverso agradable de la globalización. El séptimo arte, como testigo privilegiado del tiempo y de la realidad, tenía una asignatura pendiente con el otro lado de todo ello, todo ese mundo de estafas, sueños rotos y tráfico humano que esconde el circo del deporte más mediático del planeta.

Este contundente mosaico de fraudes y repulsivas prácticas, efectuadas desde el rey hasta el paje, tanto en lo estrictamente deportivo como en lo puramente económico, verdadero motor de esta mafia encubierta, se inserta en un hipertexto narrativo más amplio sobre el drama de la emigración, los falsos mitos de la movilidad geográfica, esas realidades que no muestran Españoles por el Mundo o Destino: España, esos miles de Moussas y Amadous que el discurso mediático esconde a la sombra de cada Messi de turno. Esto es la espina dorsal, la razón de ser y de significado de un argumento con dos trayectorias bien diferentes, con cursos evolutivos a la inversa, que bifurcan el relato en el segundo acto, pero que confluyen en un mismo mensaje final, global, con respecto a sí mismo y en relación a su inherente universalidad.

Al mismo tiempo, en un nivel complementario que refuerza dicho mensaje, este relato in crescendo se erige en el espejo que evidencia la ignominiosa desigualdad que separa esa frontera geográfica pero también semántica que marca el estrecho de Gibraltar, en torno al cual apenas unas decenas de kilómetros separan la tierra prometida del infierno en vida. Tierra prometida que, a su vez, se demuestra otra gran farsa incluso para los que ya nacieron en ella, con el cubo de la basura que se confirma ya como el icono más sólido para representar las miserias y mentiras de este sistema caduco y moribundo que nos ha sumido en una crisis cada vez más aguda, que de casual y accidental nada tiene.

Por otra parte, sin que ello suponga desvío alguno del espíritu fundamentalmente de denuncia, la película aprovecha hábilmente la naturaleza de su historia y traza un acertado paralelismo en torno al "tiqui-taca", frente al juego individualista, como metáfora de la cooperación y solidaridad necesarias entre los desheredados de este sistema macroeconómico criminal para poder salir de esa espiral de mentiras, engaños y miseria. En este sentido, la diferente toma de decisión de cada uno de los protagonistas determina su destino asimismo desigual, entre el peor de los finales posibles y un limbo igualmente incierto pero con una carga notablemente de esperanza.

Este proyecto ha salido adelante gracias a la implicación de actores comprometidos con estas y tantas otras causas como Carlos Bardem y Willy Toledo, cada uno a su particular manera. Ambos realizan un particular ejercicio de método al recrear ese tipo de personajes contra quienes sus alter ego reales, públicos, arremeten abiertamente y denuncian en cuanto tienen ocasión, ya sea directamente, a viva voz, o por medio de la expresión audiovisual. El talón de Aquiles, en cambio, se encuentra precisamente, una vez más, en el factor de la coproducción y su ¿inevitable? influencia en el guión, que da como resultado ciertos giros abruptos y metidos con calzador, los cuales no deben empañar la entereza, la valentía y el buen hacer, en líneas generales, de esta película con una intención y un mensaje bastante claros y honestos desde el principio.
Skorpio
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