Se acepta el voluntarismo transgresor de Eastwood tratando el tema que trata la película en un contexto conservador como el de Hollywood. Pero no creo que para llegar a ese final de trayecto fuera imprescindible un viaje tan tópico y previsible como éste. Asumámoslo, Million dollar baby es una película discreta, de hecho es (una vez más) LA película de boxeo, la única posible, según parece ser, la de siempre. Caída y auge (y de nuevo caída), en este caso de Hillary Swank con dos varones míticos a los flancos, el propio Eastwood (modestia la suya) y Morgan Freeman.

Cuántos directores quisieran para sí la buena prensa de Eastwood.