Ante todo, "En tierra hostil" es una buena película, pero una película más. En el lado positivo destacaría, sobre todo, la interpretación de Jeremy Renner, un artificiero decidido, sin miedo a nada y con un punto de locura que queda muy bien retratado. El principio de la película también es uno de sus puntos fuertes, una escena que, primero, demuestra la destreza técnico-narrativa de su directora, Kathryn Bigelow (merecido Oscar el que obtuvo en la última entrega), y, segundo, hace pensar que la película que estamos a punto de ver desborda mucha acción, pero no es así, y eso es uno de los puntos negativos con los que cuenta. La historia empieza desarrollándose muy fluida, pero su continuación se hace bastante lenta; es más, a mi parecer, le falta mucho guión a la película, que no comienza hasta mediados de la misma aproximadamente. Ni siquiera los cameos de Guy Pearce, Ralph Fiennes o Evangeline Lilly (como seguidor de "Lost" que soy) consiguen levantar esta película hasta los "altares" del séptimo arte, y mucho menos para llegar a ser considerada como la mejor película del año, según la Academia de Hollywood.