Clint Eastwood lo vuelve a hacer. Nos vuelve a demostrar su maestría detrás de una cámara. Esta vez con una historia de esperanza y fe, saliéndose (otra vez) de su registro habitual. Atrás deja los hombres duros y los dramas personales, para presentarnos la vida y milagro de Nelson Mandela. En la versión original Morgan Freeman hace un gran alarde de interpretación metiéndose en la piel de Mandela, tanto es así que en ocasiones parece que estás viendo al propio presidente de Sudáfrica. Pero la sorpresa la encontré con Matt Damon, un actor que hasta ahora no me había dicho demasiado, salvo en El indomable Will Hunting, un nivel de interpretación que repite en este papel.
La historia a primera vista puede resultar simple o sencilla, pero no es así. Eastwood ha sabido darle su toue personal y lo que parece un simple partido nos lo hace aparecer como un evento para enaltecer al público. Invictus es otra película grandiosa, pero que dista algo de otros éxitos suyos como Gran Torino o Mystic river. Aún así, otro gran éxito para este gran director.