Seguramente esta historia tocará la fibra más íntima de muchos espectadores y conmoverá —algunos quizás hasta las lágrimas— profundamente a quienes logren empatizar con los personajes.

¿Cuál es el problema para que yo objete los resultados? Es cine, no radioteatro. El guión gira durante los 104 minutos de duración en torno a una voz en off que relata acontecimientos pasados o presentes para sintetizarlos (lo que, por otra parte, para este fin puede ser un buen recurso) pero también se dedica a contarnos y describirnos todo, absolutamente todo lo que se ve. Es así entonces que todos los protagonistas "interpretan" el dolor, la alegría, la decepción, la curiosidad, el desconcierto y cuanta situación pueda imaginarse, inmediatamente después de que es relatada por la voz de la protagonista.

Tal vez sea que a mí me "pegó mal" el visionado de este filme, pero ni siquiera puedo discernir si las actuaciones de los intérpretes son buenas o no, si los resortes dramáticos se adecuan a la historia o si es ésta la que está en función de las interpretaciones. Súmese al pastiche la presencia del Sr. Eddie Murphy con su acostumbrada mono-gestualidad y podrán imaginarse de qué va la cosa.

Francamente, no pretendo ser duro, pero me parece que esta película apenas da para rellenar alguna hora de la madrugada en cualquier señal de cable berreta.